Santander “Hombre de las leyes”
Por María Anaís Del Rio B.
Resumen breve:
El libro “Escritos sobre Santander”, es básicamente varias recopilaciones sobre la vida del general Francisco de Paula Santander, donde nos da una idea mas claro sobre el por qué de su ideología, su infancia, sus triunfos, etc.
Es conocido como "El Hombre de las Leyes" y el "Organizador de la Victoria". Fue Vicepresidente de la Gran Colombia en el período de 1819-1826 (encargado del poder ejecutivo) y Presidente de Nueva Granada entre 1832 y 1837.
Dirigente de la independencia de Colombia (Rosario de Cúcuta, 1792 - Bogotá, 1840). Doctorado en Derecho a los 17 años, se unió enseguida al movimiento revolucionario contra la dominación colonial española (1810).
Combatió en diversas campañas hasta que Bolívar le ascendió a general y jefe del Estado Mayor de su ejército (1817); y siguió colaborando con él hasta la independencia de la Gran Colombia (actuales Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador) en 1819.
Santander fue nombrado vicepresidente del país por el departamento de Cundinamarca (nombre que tomó Nueva Granada, actual Colombia), y se encargó del gobierno mientras Bolívar estaba ausente luchando contra los españoles. Su poder fue confirmado al establecerse un régimen político unitario en 1821, pasando Santander a ejercer la vicepresidencia de la Gran Colombia.
Desde entonces entró en conflicto con José Antonio Páez, portavoz de las aspiraciones independentistas de Venezuela, que consiguió restablecer un sistema federal y apartar a Santander de la vicepresidencia en 1828. También se enfrentó a Simón Bolívar, organizando una conspiración fracasada contra sus inclinaciones autoritarias (1828); fue juzgado y desterrado.
Cuando murió Bolívar y se rompió la Gran Colombia (1830), Santander regresó del exilio y participó en la revolución que dio origen a la República de Colombia separada de Venezuela y Ecuador. Fue elegido primer presidente constitucional de Colombia (1832-37) e inició una sangrienta persecución de los bolivarianos y otros disidentes.
No obstante, siguió una línea política progresista, con especial atención al desarrollo de la educación. Perdidas las elecciones de 1837, abandonó el poder y siguió ejerciendo como diputado de la oposición hasta su muerte.
Planteamiento del problema:
El problema q me plante al leer este libro fue ¿cómo llego Santander a tener una reputación tan variada?, muchos lo admiraban, otros sencillamente lo odiaban. En este libro encontré varios artículos en los cuales dicen que es uno de los grandes libertadores y padres de la patria, aunque otros lo denominan como un delincuente, acusado de peculio.
Supongo que el propósito de los compiladores del libro, fue mostrar otro lado de la historia, muestra varios puntos de vista, buenos y malos, pero al final de cada uno de ellos defendían a Santander. Tal vez no querían que lo recordáramos, como la cara del billete de 2000, sino como un hombre que siempre lucho por sus ideales, así fueran federalistas, aunque hoy no los apliquemos; simplemente mostrar que con perseverancia se logran muchas cosas, y uno de los modelos a seguir es Santander.
Análisis:
Santander nació el 2 de abril de 1792 en villa del Rosario de Cúcuta. Sus padres fueron don Juan Agustín Santander, gobernador de la provincia de San Faustino de los Ríos, y doña Manuela Omaña, americanos, miembros de familias de origen español.
Estudio lo básico y recibió lecciones de latín en la villa del Rosario, fue luego enviado al colegio de San Bartolomé de Bogota, donde vistió la beca de alumno interno el año de 1805. Cursó filosofía en la cátedra que dirigía el doctor García Rovira hasta 1808, y, obtenido el titulo que otorgaba el colegio en esta facultad, además también se gradúo en derecho civil en el año 1809
Cuando empezó la guerra civil entre los patriotas de Nueva Granada, por diferencias en la firma de Gobierno, sostuvo la federación en los campos de batalla, Santander siguió las banderas de los federalistas y suscribió, en Sogamoso, en su calidad de secretario de Baraya, el acta se desconocía al gobierno central. En el combate del 9 de enerote 1811, en Bogota, fue herido y hecho prisionero por los soldados de Nariño. Luego fue puesto en libertad, recuperando un puesto en el congreso, como argento mayor del Batallón 5to de la Unión.
Al año siguiente, peleó valientemente bajo las órdenes del Coronel Manuel Castillo en la acción de la Grita, luego de lo cual el Libertador Simón Bolívar lo mandó con una pequeña columna sobre el pueblo de San Cristóbal a fin de que defendiera de los realistas los valles de Cúcuta, destruyendo a poco, en el sitio de Lomapelada, la guerrilla encabezada por el español Aniceto Matute.
El 12 de octubre combatió en Carrillo con doscientos cincuenta infantes y treinta jinetes contra mas de mil hombres capitaneados por Bartolomé Lizon, y después de siete horas de sangrienta lucha fue vencido, salvandose de la muerte merced a la serenidad de su ánimo. Después de este contratiempo, habiendo sido nombrado el Coronel escocés McGregor para mandar las fuerzas patriotas que custodiaban la frontera de Nueva Granada, el General Santander fue elegido segundo Jefe de ellas, con las cuales combatió en 1813 y 1814 con gran valentía, por lo cual ascendió durante este tiempo, en atención a su pericia militar y heroicas acciones, al grado de Coronel.
En 1815, nombrado por el Gobierno de la Unión, Comandante en Jefe de las fuerzas de Ocaña, rodeado de fuertes enemigos a quienes no podía combatir por el reducido número de sus tropas, ejecutó a la vista de sus adversarios y sin perder un solo hombre, la famosa retirada de Ocaña a Girón, retirada que hizo célebre su nombre y que contribuyó a salvar al Gobierno Granadino de caer en aquel año en poder de los españoles.
Santander supo organizar un muy organizado ejército, que el libertador, que estaba en el Mantecal, en las orillas del Apure, decidió unir fuerzas con él, y así llevar acabo la campaña granadina. La ansiada reunión tuvo lugar en Pore el 23 de Junio de 1819. Santander tenia 1200 hombres bien armados y 600 llaneros a caballo, unos y otros veteranos y aguerridos. Por ello él fue nombrado jefe de la vanguardia.
Serios encuentros con las delanteras de Barreiro en Gámeza y Corrales, y serios combates en el Puente de Gámeza y en el Pantano de Vargas, dieron coronas de laurel a aquel ejército de héroes. La batalla de Boyacá, librada el 7 de agosto de 1819, fue muy importante, ya que España dejo el virreinato del nuevo reino de Nueva Granada.
Gracias a la batalla de Boyacá, Santander once años después, fue ascendido a general de división y nombrado gobernador militar de Bogota, además seguía con su cargo de jefe de la vanguardia de ejército libertador.
El general Bolívar nombre a Santander vicepresidente de la Nueva Granada el 20 de Septiembre de 1819, con atribuciones absolutas en todos los negocios del gobierno, el congreso constituyente de Cúcuta tributo un homenaje esplendido a la justicia y al merito, eligiendo vicepresidente de la joven Colombia al general Santander.
Fue el encargado de hacer valer y respetar a las nuevas autoridades republicanas, que eran vistas por muchos como un intento más de independencia que caería a la patria como le había ocurrido a la Patria Boba. Luego de conseguir el consolidamiento de la autoridad en el territorio de la Nueva Granada, fue ascendido a la vicepresidencia de toda la Gran Colombia 1821, un cargo que había sido desempeñado infructuosamente durante esos dos años por Francisco Antonio Zea, Antonio Nariño, José María del Castillo y Rada y Germán Roscio, y cuya dificultad radicaba en que acarreaba la jefatura del Estado y del gobierno del país debido a la ausencia del presidente titular, Simón Bolívar, por las guerras de independencia de Ecuador, Perú y la futura Bolivia. En esta vicepresidencia sostuvo enfrentamientos desde su folleto El Patriota contra Antonio Nariño y su folleto Los Toros de Fucha lo que puso a prueba al Hombre de las leyes frente a la libertad de prensa ejercida por El Precursor.
Durante los cinco años que le correspondió ejercer el gobierno de Colombia (siete si se cuentan los dos como vicepresidente de Cundinamarca) Santander se asignó como misión fundamental la de apuntalar la nueva nación a los pilares de la democracia, empezando por una constitución política, que surgió en diciembre de 1821, tras la Convención de Cúcuta y fue entonces cuando pronunció una de sus frases más conocidas por la historia: "Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad", y fue también cuando recibió el título de "El hombre de las leyes".
Por desgracias, terminada la guerra con España con los triunfos de Junín y Ayacucho, surgieron los bandos políticos que pusieron la naciente republica casi a la ruina: contra el poder de Bolívar se formo un partido fuerte, en el cual ocupo lugar preferente Santander, quien asistió como diputado a la convención de Ocaña, y allí figuro como jefe de uno de los partidos en que se dividió la asamblea.
Ambos partidos se acechaban, desconfiaban uno del otro, y en esta lucha de intereses encontrados no tuvieron valor para tratarse, y aquella asamblea se desmorono, entregando la nación a Bolívar.
Al regresar a Bogotá, se unió a los conjurados de 25 de septiembre y entró en aquella conspiración contra el Libertador, por lo cual fue preso y condenado a muerte. El Señor Castillo Rada, a quien Bolívar profesaba alto respeto y estimación, lo salvó del patíbulo, conmutándole la pena capital por el destierro.
Durante su exilio en Europa (Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Suiza) y Estados Unidos, Santander fue construyendo redes políticas y se permeó en las ideologías liberales de moda, con las cuales comulgaba ya con anterioridad; es así como tranza amistad con personajes de la talla de Goethe, Bentham y Schopenhauer, entre otros.
Pero en el año de 1832, hallándose aún en el extranjero, la convención granadina lo nombró Presidente del Estado de Nueva Granada, elección que fue confirmada al año siguiente por el voto del pueblo. Concluido este periodo, fue electo Representante al Congreso de su Patria desde 1838 hasta 1840.
Su gobierno puso en marcha una administración eficaz, desarrolló una política centralista y promovió la instrucción pública. En 1837 le sucedió su vicepresidente, José Ignacio de Márquez. Desde su calidad de miembro del Congreso encabezó a partir de entonces la oposición al presidente. Falleció el 6 de mayo de 1840 en Santafé de Bogotá.
La principal preocupación de Santander fue la educación pública, pues consideraba que una nación en formación necesitaba primordialmente hombres capaces de sacarla adelante, y para fortalecerla creó los llamados colegios santanderinos, dedicados no solo a la educación media (la básica se ofrecía en las escuelas) sino a la universitaria con cátedras de teología, filosofía, medicina y derecho. Muchos de los colegios creados en ese tiempo existen todavía, algunos como colegios de educación secundaria y otros como universidades.
En total creo 20 "grandes colegios" en las capitales de la mayoría de las provincias. Los colegios fueron creados con un espíritu liberal y laicista, incluyendo un fuerte corte utilitarista, con base en la lectura de Bentham.
El respaldo de Santander a la educación se puede observar también en la educación primaria, ya que durante su cuatrienio se pasó de tener 378 escuelas en el país, a 1050; es decir se triplicó la oferta escolar.
En cuanto a la hacienda y la economía nacional, el gobierno de Santander fue el primero en empezar a desmontar la estructura fiscal de la Colonia, al eliminar los impuestos de alcabala y los derechos de explotación (monopolio del Estado sobre la minería); si bien se mantuvo el monopolio existente sobre el cultivo del tabaco, se promovió su exportación, así como la de café y algodón, y en menor medida la del resto de productos agrícolas del país.
La uniformidad de la moneda y la primera ley que reglamentó la jubilación de los empleados públicos se lograron en 1835.
La preocupación principal de la diplomacia granadina fue la de lograr el reconocimiento de la nación en el exterior. Durante el mandato de Santander se firmó el primer tratado de amistad con el también naciente gobierno de Venezuela (1833) y se logró el reconocimiento de la Santa Sede, convirtiéndose la Nueva Granada en la primera nación de Hispanoamérica en lograr tal reconocimiento (1835).
El dotar a los colegios de textos del liberal inglés Jeremías Bentham y las medidas abiertamente liberales que empezó a adoptar el gobierno, provocó la reacción de los sectores más moderados de los civilistas, encabezados por el ex vicepresidente José Ignacio de Márquez, que se convirtieron junto a los reductos bolivarianos en la oposición al gobierno, este conjunto político fue posteriormente llamado el grupo de los ministeriales y finalmente daría origen al Partido Conservador Colombiano. Los sectores más progresistas, encabezados por Vicente Azuero y José María Obando, entre otros, que se quedaron respaldando la gestión de Santander, se convertirían en el Partido Liberal Colombiano.
Cuando terminaba su mandato no logró unir a sus seguidores en torno de un solo candidato y el triunfo fue para José Ignacio de Márquez. Se convirtió entonces en senador y presidente del Congreso de Nueva Granada; así mismo lideró la oposición a Márquez y cuando se preparaba para iniciar su campaña por la reelección, cayó gravemente enfermo y falleció en la ciudad de Bogotá.
Doña Sixta Pontón, era la esposa de Santander, al este morir, creyó que su deber era educar una generación de mujeres que fueran dignas de unirse a la posteridad de ciudadanos útiles. Forma un grupo de mujeres que fueron orgullo de la sociedad por su cultura y sus virtudes, y cuyos hijos han desempeñado con honor los más altos puestos de la Republica.
La vida de Santander no fue siempre gloria, según un articulista de La Prensa, conocido como el señor Malaquías, decía que era un magistrado codicioso, sanguinario, corruptor e inhábil en el más amplio sentido de esta calificación.
El articulista dice que Santander cobro lo que se le debía con insolencia y hasta con altanería, y esto es por lo que lo acusan de peculado; lo que el articulista no sabía era que durante este tiempo esta era la forma usual y corriente de cobrar a loa que no tienen el habito de pagar con exactitud lo que deben, y que el general, como asegura así lo hizo, obro honrada y dignamente.
Frases celebres de Santander:
• "Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad"
• "El último día de mi vida será el primero en que la Nueva Granada no me verá ocupado de su independencia, de su honor y de sus libertades"
• "La espada de los libertadores tiene que estar, de ahora en adelante, sometida a las leyes de la República"
• "La moderación, la tolerancia y la justicia rigen el corazón y desarman el descontento"
• "Mi filosofía me hace vivir contento con la seguridad de que el testimonio publico y el de mi conciencia, persuaden que he procurado llenar mis deberes"
• "No hay hombre ninguno necesario, y todos somos más o menos útiles según determinadas circunstancias"
• "¡Ahora sí! ¡Adiós mis amados amigos!" (Última frase antes de morir)
• "... Hágalo por su propia gloria, y por amor a la humanidad, ya que no sea acreedor a esta consideración y gracia. Hágalo siquiera en recompensa de que me opuse al asesinato de V.E. y que con lágrimas en los ojos supliqué a Carujo, que no pagasen tan vilmente los servicios de V.E. a la patria. Hágalo por esta patria tan querida de su corazón. La insalubridad de estos castillos y mi habitual enfermedad de cólico me arruinan sin remedio, y lo peor es que moriré padeciendo crueles dolores, sin fruto ninguno para Colombia y con demérito de su inmarcesible gloria... " (Carta a Bolívar el 18 de diciembre de 1828 desde las Fortalezas de Bocachica)
Conclusiones:
Concluyo por lo anterior, el general Santander, por todo lo que he investigado de él, y las múltiples biografías que encontré en el libro signado, se puede decir que fue un hombre de muy buena reputación, como cualquier figura publica, obvio debió tener sus pros y sus contras, pero sea lo que sea, hizo un gran aporte a nuestra nación.
Algunos lo recordaron como amigo y protegido de Bolívar; y otros como el que planeo la muerte del Libertador, sea cual sea cu fama, nada va a opacar sus grandes sacrificios y triunfos, donde más de una vez casi pierde la vida a manos del enemigo, solo por realizar un sueño.