“Desde Boyacá hasta Angostura”
Por David Gregorio Rodríguez G.
Para tener una idea mucho más uniforme, completa e informada de lo que sucedió en el lapso entre la llegada de Bolívar, Santander y Anzoátegui a Santa Fe, su condecoración y ovación, hasta los momentos posteriores al Congreso de Angostura y la ponencia del libertador acerca de la nueva organización estatal, debemos consultar todas las fuentes posibles para, de esta manera, no sólo completar los vacios que Madariaga presenta, sino tener fundamentos para contradecir o aprobar sus posturas con respecto a cada hecho allí expuesto.
Madariaga afirma que el recibimiento glorioso de Bolívar, Santander y Anzoátegui no ocurrió sino después de su llegada real, es decir, ésta fue de carácter clandestino y, por ende, su posterior celebración no fue más que un acto simbólico que, sin embargo, no puede ser demeritado ante los gloriosos actos que allí se presentan. Se trata entonces, de un detalle que a mi parecer no tiene demasiada importancia, más que para señalar la forma en la cual el pueblo era desconocedor de los verdaderos acontecimientos, o de los episodios concernientes a éstos.
El artículo de Manuel Pérez Villa, historiador de la Academia de Historia Venezolana, adiciona además una contextualización de lo que significó tal victoria. Las ciudades no eran muy pobladas, así que los ejércitos tenían orígenes rurales. Sin embargo, el relato del arribo habla de una ciudad atestada. Pues esto se debe a que muchas de las familias de los soldados fueron a recibirlos también, y a celebrar el triunfo libertador. Muchos de ellos pudieron observar lo improbable que sería un triunfo rebelde, pues era un ejército con hambre, en harapos y sin armamento. Si bien las guerras casi siempre las gana quien tiene una mejor tecnología militar, ésta sin duda fue una excepción, lo que produjo una sorpresa sin igual, que cundió en el ánimo popular.
Hay muchas versiones acerca de la verdadera fecha de llegada de Bolívar. Sin embargo, todos coinciden en lo glorioso de la aparición, y de cómo su manejo de la masa fue ejemplar. Es interesante ver que a pesar de la pretensión (al menos a mi parecer) de Madariaga, de hacer ver al libertador como un hombre en busca de gloria, éste entrega los símbolos de ella (en este caso, la corona de laurel) a sus soldados, lo que indica agradecimiento y humildad. Sin embargo, otros indicios demuestran que probablemente su motivación principal sí fue en algo vanidosa, puesto que se dice en textos como el de Pedro Wrightman, que sus afanes nunca fueron de ninguna otra clase.
Se complementa el relato en el complemento a la historia de Colombia de la Academia de Historia de Colombia, escrito por Henao y Arrubla, en donde se describen las entradas triunfales a los pueblos de Tunja y Pamplona, donde hubo grandes recibimientos llenos de lágrimas y emotividad, en los cuales las mujeres encomendaban sus hijos al libertador, y las mujeres se peleaban por pasar las noches con él. Además de esto, se cuenta la reacción de cada uno de los encargados de las regiones, como en la Breve Biografía de Bolívar, de Luis Bohórquez Casallas, en la cual se cuenta que el virrey Sámano huyó a las cuatro de la mañana el nueve de agosto con una ruana verde y un sombrero rojo hacia Honda, y de allí hacia Cartagena, conducta imitada por el gobernador Calzada en Popayán, y asimismo los de Pamplona, Chocó y Antioquia.
El Gobernador del Cauca murió en las manos del pueblo enardecido, y a partir de tal acontecimiento, los otros generales, entre ellos el general Ricaurte y el general Soublette, empezaron a liberar otros importantes pueblos de la Nueva Granada, como Mariquita, Socorro y Neiva. Tal vez lo más curioso son todas las medidas que tomaron aquellos que huían del victorioso ejército rebelde, como el acto de poner fuego a las reservas de pólvora del Coronel Calzada.
También podemos señalar el punto de mayor divergencia entre los textos, sobresale el texto de Madariaga como el más contrario a Santander. Comenzaremos por explicar la reacción opuesta a la ejecución de Morillo por parte del General Bolívar. En el Artículo de Enrique Altazini, “¿qué tanto sabe usted del General Bolívar?” en el cual se muestra que el general Barreiro tuvo varios diálogos con el libertador, en los cuales le expresaba admiración por su persona, lo cual, sumado a la vanidad presunta del prócer, se había convertido en una razón para el indulto. Luego, sucede la ejecución del general enemigo, lo cual no era lo estrictamente planeado por Bolívar. He aquí un punto de diferencia fundamental entre casi todos los textos y el de Madariaga.
Mientras que algunos respaldan a Madariaga, la mayoría lo contradice, y en éstas se presentan diversas justificaciones. Los autores que lo respaldan en su argumento de la brutalidad, mal carácter e intemperancia de Santander, también desaprueban su actuar, pero son en realidad pocos, mientras que otros, como la Historia Extensa de Colombia de José María Henao y Gerardo Arrubla, complementada con la Breve Biografía de Bolívar por Luis A. Bohórquez Casallas, quienes conforman otra teoría al respecto a mi parecer más coherente, que no demerita el actuar de Santander. Se dice que los soldados españoles, ante la indulgencia de Bolívar, enviaban mensajes a Sámano con insinuaciones de ejecutar a los seguidores del bando patriota, fomentando la insurgencia en el pueblo, y que su actuación con los rehenes había sido brutalmente cruel, lo que ameritaba una retribución justa con sus memorias.
También se explica que no hubiere canje, una solución más humana que la de la ejecución, puesto que el virrey Sámano desde Cartagena no quiso aceptar tal medida, y por el contrario respondió ordenando matar a cuchillo a todos los prisioneros de Riohacha que estaban en Santa Marta, entre los cuales se encontraban tres mujeres. Además dijo que pretendían sobornar la guardia para fugarse y difundían especies subversivas. Esta sería una explicación menos subjetiva a esta decisión.
Acerca de la reacción de Bolívar, habría de nuevo divergencia, entre Henao y Arrubla, y Madariaga, puesto que mientras aquellos se encargaron de mostrar apenas la carta apologética del Héroe principal con respecto a su segundo al mando, Madariaga va más allá, y presenta dos epístolas en las cuales demuestra tanto la inconformidad de Bolívar, como su amable y sabia decisión de pedirle con suma humildad a Santander tener más cuidado con las decisiones que tomaba para evitar el desagrado popular. Los otros autores se limitan a presentar tan sólo una de tales cartas.
Por otra parte, mientras Madariaga dice que Santander en realidad, como gobernador de la Nueva Granada no tenía ni siquiera suficientes tropas para mantener el orden público, menos para prestar tropas para la siguiente campaña libertadora, hay varios contradictores. Comenzamos con Henao y Arrubla, que afirman que ante la liberación de las ocho provincias, Santa Fé, Pamplona, Tunja, Mariquita, Chocó, Antioquia, Socorro y Neiva, muchos soldados y muchos fondos del antiguo régimen se iban sumando, lo que cambió sobremanera la condición de las fuerzas bolivarianas. Se explica la pobreza misma de la cual se quejaba Santander, el cual al ser inexperto en materias económicas, confundía las concepciones de política y economía, creyendo que el fortalecer instituciones inmediatamente abastecería las arcas nacionales, siendo una ilusión de estadista. Por supuesto esto tuvo como consecuencia el hecho de que los recursos no bastaran para los gastos y que el país se empobreciera, o, al menos, no se desarrollara normalmente.
Dentro de un estricto control cronológico podemos también observar que la Gran Colombia como tal ya había sido creada antes del congreso de Angostura, y éste fue la formalización, puesto que ya éste era un plan concreto, a pesar de que sus contradictores venezolanos, se oponían a ello. Ante las noticias de la victoria bolivariana se puede entender el episodio que sufre el general Arismendi, quien entró a reemplazar prácticamente a la fuerza al encargado por Bolívar, el señor Zea, cuando tuvo que huir del pueblo de Soledad, ante los gritos de Viva Bolívar, y por qué tenía miedo de encontrarse con el recién llegado héroe, quien de una manera diplomática llegó a Angostura. Esto se afirma tanto en la Historia Extensa de Colombia, como en la novela literaria Bolívar: Delirio y Epopeya de Víctor Paz Otero.
Madariaga omite varios eventos sucedidos en este mismo lapso. Podemos mencionar algunos, como la muerte de Anzoátegui, la cual se produjo el 15 de Noviembre de 1819, justo después de la partida de Bolívar a Angostura. Anzoátegui estuvo a su lado izquierdo durante el homenaje en Santa Fe, e inclusive fue el jefe de la retaguardia del ejército libertador, de acuerdo con los datos enciclopédicos hallados en internet. El museo Casa Anzoátegui de Pamplona se ha encargado de buscar indicios para explicar su muerte, y da un detallado informe de los eventos que precedieron tal desgracia. Se dice que el general, entre tragos, se fue a dormir con una mujer muy bella, y mientras hacían el amor, murió intempestivamente, lo cual fue sumamente doloroso para el libertador, quien literalmente dijo: "¡Que soldado ha perdido el Ejército y que hombre ha perdido La República!", de acuerdo con el estudio biográfico de los generales de Bolívar, de José Rosario Araújo.
Curiosamente, también omite la estructura principal del discurso de Angostura, el cual se encuentra completo en el Libro conmemoratorio del centenario de la traslación de los restos del libertador a Caracas, de Félix R. Fragachan. Para mostrar algunos de sus elementos, la estructura principal del discurso era la siguiente de acuerdo a la historia de Colombia del hermano Justo Ramón:
1. Unión de las repúblicas de Venezuela y Nueva Granada en la Gran Colombia 2. División funcional de los departamentos de Ecuador, Venezuela y Cundinamarca, con capitales en Quito, Caracas y Bogotá. 3. Ejercicio del poder administrativo por un presidente y un vicepresidente nombrados por el congreso. 4. Establecimiento de límites de la nueva república. 5. Expedición de la Constitución del nuevo estado.
Además de esto, se debe tener en cuenta que Bolívar se sentía libre al dejar el puesto de dictador supremo otorgado por el mismo Congreso de Angostura meses atrás, y que la única retribución que pidió por sus servicios a la patria, que la creación de una ley que uniera los territorios liberados en lo que se llegó a conocer como la Gran Colombia. En solución a su abdicación del poder, propone un mando republicano, con vicepresidentes en las provincias de Venezuela, Quito y Cundinamarca, lo que hoy serían Venezuela, Ecuador, Panamá y Colombia.
El libro de Carmen de Jiménez y Otoniel Jiménez se suma a aquellos que resaltan la magnitud de la aprobación que tuvo el general Bolívar ante el Congreso de Angostura, y que la novela literaria de Víctor Paz Otero suma cierto elemento ausente en todos los textos: una ejecución ordenada por Bolívar. Sucedió en ese tiempo que uno de los capturados de la batalla de Boyacá era Vinoni, prácticamente el más importante de los causantes del fracaso de su primer intento de conquista, por el cual Bolívar fue humillado ante el General Miranda. Es por esto que Bolívar, en un acto de rabia, manda a la horca a su enemigo, y exhibe su cadáver en un cruce de caminos por varios días.
Para sumar mérito a la forma en la cual el novelista aumenta la concepción del lector acerca de la falibilidad y humanidad del libertador, se cuenta cómo llegó Bolívar a Santafé, sin camisa, maloliente, cansado, y con deseo de descansar; pronto se enamora de Bernardina Ibáñez, quien era para él el centro del jolgorio, y como la celebración sólo tenía sentido junto a ella; señala que ella nunca accedió a sus pretensiones, lo cual fue motivo de tormento durante mucho tiempo. Se conoce que lo recibió una antigua amante en Angostura, que se encargó de consolarlo y atenuar su pena de amor.
Finalmente, podemos ver que uno de los ejes principales del texto completo de Madariaga es la de comparación de Bolívar con Napoleón. Vale, decir que el primero se comparaba con el segundo, quería ser como él. De acuerdo con la cita encontrada en el libro “Así pensaba Bolívar” de Octavio Arizmendi Posada y Carlos Gómez Botero, se puede afirmar tal cosa, pues en sus mismas palabras, en la epístola a Perú de Lacroix escrita en Mayo 26 de 1828 -, dice: “Ud. habrá notado que nunca hago elogio de Napoleón (…). Todo esto ha sido y es aún necesario para mí, aunque mi opinión sea diferente; pero tengo que ocultarla o disfrazarla para evitar que se establezca la opinión de que mi política es imitada de la de Napoleón, que mis miras y proyectos son iguales a los suyos, que como él, quiero hacerme emperador o rey, dominar la América del Sur, como ha dominado él la Europa.”
Esta cita no deja lugar a dudas, para hablar acerca de si Napoleón y Bolívar tenían tal afinidad, e incluso, también resalta Madariaga la tesis de otros autores de afirmar que la motivación del libertador fue principalmente de vanidad. Sin embargo, esto, a mi parecer, no demerita su grandiosa tarea, y de hecho nos acerca más a él, pues nos da una mejor idea de cómo pensaba y que siempre, como nosotros lo tenemos a él, el tuvo también un modelo de conducta, que pudo no haber sido el mejor, pero probablemente, para efectos de la liberación latinoamericana, fue el más adecuado a nuestra suerte.