sábado, enero 27, 2007

José Antonio Páez

Por: Paula Álvarez R.

En este escrito se hablará sobre el General José Antonio Páez, personaje venezolano conocido también como “El León de Apure”, tomando como base el libro “Páez, peregrino y proscripto” de Rafael Ramón Castellanos, donde trasmite por medio de cartas una lucha de poderes luego que Venezuela consiguió su independencia y han pasado dos periodos de mandato de Páez.

El General Páez venía de una familia humilde, en un comienzo trabajó en actividades agrícolas en los llanos colombo-venezolanos donde fue peón de Manuel Pulido que le dio protección y le ayudó a mejorar su situación económica.

Luego de pasar por las actividades agrícolas Páez empezó a sobresalir en el campo militar mas adelante y después de varias batallas donde salio avante y victorioso. Así pues fue en la batalla de Mata de la Miel (1816) donde empezó a sonar como un gran militar convirtiéndose en el caudillo llanero de su región, consiguiendo su carácter de figura importante para Simón Bolívar pues lo incluyó en el ejército republicano para el manejo de la primera división del mismo en donde consigue más sobresaliente victoria, que dejara huella en la historia, esta fue con la batalla de Carabobo en 1821 donde le dio parcialmente la independencia a Venezuela.

Para 1826, Páez dirigió el movimiento de rebelión de Venezuela pues no estaba de acuerdo con la “discriminación” que había por parte de los granadinos hacia los venezolanos, especialmente en cuanto al poder ejecutivo que en ese momento estaba a cargo del vicepresidente de la Gran Colombia, Francisco de Paula Santander, debido a las arduas misiones de las cuales Bolívar era responsable en sus campañas militares por el sur. Este movimiento trajo la separación total de Venezuela y el fin de la Gran Colombia.

Fue para 1830 cuando Páez llegó a ser el primer presidente de Venezuela, donde la gestión económica, el comercio y las propiedades cafeteras fueron los propósitos fundamentales de su mandato para así fortalecer el gobierno venezolano.

Para el segundo gobierno (1839-1843), Páez enfrentó una recaída ya que sus opositores lograron quitarle el mandato, éste por su parte pasó de ser un Militar importante a un caudillo, aun que caído por sus contrarios, no fue vencido.

A pesar que los opositores lo dejaron fuera de la vida política estaban atentos a los movimientos de Páez, pues era una amenaza tangible para ellos, porque sabían que no iba a dejar su propósito a un lado por una simple caída como lo expreso en su carta de junio 13 de 1848 estando exiliado en Santa Marta: “mi resolución es morir sosteniendo unas instituciones democráticas, defendiendo los santos principios que ha justificado nuestra independencia.”[1]

Páez planeó tomar el poder nuevamente tomando como arma la isla de Maracaibo ya que era un punto estratégico para derrumbar a sus opositores, pero su plan fracaso a debido a dos causas, primero tuvo bajas en su ejército, y segundo sus opositores le empezaron a trancar su poder económico como también fue privado de su libertad y desterrado de Venezuela.

En su momento de privación de libertad (y de exilio) reorganizó su plan para poder cumplir con su promesa de dar a Venezuela las instituciones democráticas fortalecidas para así llegar a tener una autonomía total. Pero en esta reestructuración de su plan, optó por el camino de la dictadura, y al regresar a su libertad tomo el mando de Venezuela (1861-1863) sin embargo no le funcionó, por que en ese momento se estaba formando la revolución federal, y fue allí cuando vio su sueño derrumbarse por que su persistencia no logró combatir el conflicto que estaba viviendo su patria y se dirigió a New York (su tercer y último exilio) lugar donde hace su último acto para la historia de Venezuela, que fue escribir sus memorias , pues allí le llegó la muerte.

Así pues se puede entender que la vida de Páez a pesar de ser sobresaliente por los actos militares que realizó, su final no fue tan valioso como debería ser, pues sus opositores lograron estancar la línea, que, desde un principio fue la guía para conseguir la independencia del reino español, las cuales Páez defendió hasta el final, llevando a este héroe a la vida oscura, es decir, dejar a un lado su carrera militar respetable, y convertirse en un caudillo revolucionario.

En el libro muestra como los opositores temen por las acciones de Páez pues saben que es un personaje, aunque no culto, si muy hábil para conseguir los objetivos que favorezcan a su Venezuela. Es el enemigo temido, por que cualquier plan que el efectuará victoriosamente saldrían del poder, aunque Páez no corrió con tal suerte.

A pesar de lo que Páez vivió es claro que no podemos dejar a un lado su labor, por más errores que haya cometido (como los muestra el libro de Castellanos), y no es de justificar, hay que dejar claro que sus acciones fueron importantes para el “surgimiento” de nuestros países.

Además hay que dar a entender que no solo Páez cometió errores (ser caudillo revolucionario) es menester, resaltar que éste fue valiente y héroe con su patriotismo, uno de los principales actores de la historia de Venezuela y a la vez de la Gran Colombia pues buscaba la mínima intervención de otros Estados para empezar a construir un país capaz de subsistir por si solo y dar las bases para que su país empezará a crecer, ya que, esas bases que el buscaba fortalecer eran la línea por la cual empezó su lucha e hizo la historia de su país.

Es así como la vida de un personaje importante de Sur América termina sus días, olvidado por sus patriotas y frustrado por el débil carácter de las personas por unos simples pesos, sin dejar a un lado que sufrió el mismo destino la mayoría, sino todos, los próceres que lucharon por la liberación de Sur América ya que dejaron todo en los campos de batallas para final de cuentas ver su obra destruida al final de sus días, dejando un legado de insuficiencia política del cual se puede un desorden político y, que en pleno siglo XXI seguimos pagando los errores de esas personas débiles y que además debemos reconocer que dejaron en nuestra sangre la misma frialdad de no pensar en comunidad sino en el bienestar propio y todavía se tiene el atrevimiento de criticar las acciones políticas, sociales y culturales negativas que vivimos en nuestro país, pues nuestra tradición colombiana, es criticamos sin mirar las causas que llevan a las malas decisiones, aunque no es justificable estas acciones negativas sin embargo no es razonable que pleno siglo XXI y con los avances que tenemos ( como es la educación, la misma historia, los conflictos que se vivieron, etc) estemos todavía en la misma historia.

Nov. 1. 2006.


[1] RAMÓN CASTELLANOS, Rafael. Páez, peregrino y proscripto: Academia Nacional de la historia: Caracas. 1975. Pág. 17

José Antonio Páez

Por: Mónica Amado Osorio

Durante el procedimiento de lectura y comprensión de la historia del general José Antonio Páez y su participación en la independencia de Venezuela y Nueva Granada, me e podido percatar que fue un gran hombre, quien siempre lucho por sus ideales y que nunca se rindió a pesar de las caídas que vivió.

Varios autores han escrito acerca de el y todos llegan a la misma conclusión, el general fue uno de los mas importantes exponentes de la revolución durante la independencia, hombre que siempre rindió el doble de lo asignado, razón por la cual logro varios triunfos y victorias, siempre buscando llegar al poder para evitar que los llamados oligarcas siguieran explotando al pueblo.

Sin embargo también hay autores que tildan al General Páez de traidor, ya que luego de hacer que todo su ejército reconociera al Libertador como Jefe Supremo y pedir que se le jurara fidelidad a Bolívar, decide cambiar de parecer al querer desunir a Venezuela de Nueva Granada.

En comparación de el libro “PEREGRINO Y PROSCIPTO” de Rafael Ramón Castellanos, el cual se desarrolla por medio de las epístolas que Páez envió en momento que huyo a nuestro país luego de la derrota de Carabobo y durante la planeacion de un nuevo golpe, y el libro “LAS MEMORIAS DE PAEZ” del general Páez, se desarrolla desde el principio de su carrera, durante las guerras de la independencia contando tanto batallas perdidas, como las victoriosas y finalmente con su gobierno, es fácil darse cuenta que las cosas coinciden en la historia del general, tanto en estos libros como en la historia política de Venezuela y Nueva granada, primero porque el general siempre reconoció sus verdades y sus errores y segundo porque la verdad siempre sale a relucir, es mas el gobierno de Venezuela le expide el diploma que lo acreditaba como Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana, quiere decir que aunque muchos que estaban en contra de el, finalmente quien salio victorioso como ser humano y ante la sociedad fue el General.

BIBLIOGRAFIA

  • “PEREGRINO Y PROSCIPTO” Rafael Ramón Castellanos

  • “MEMORIAS DE PAEZ” José Antonio Páez

  • “JUICIOS SOBRE LA PERSONALIDAD DEL GENERAL PAEZ”

Programa de Historia Política y Constitucional de Colombia.

Cuarto Semestre.

Profesor: Luis Javier Moreno Ortiz.

SUMARIO: 1. Justificación. La importancia de las fuentes directas. El veredicto histórico. Los hacedores de la historia. El conocimiento histórico. 2. Objetivos. Objetivo principal. Objetivos específicos. 3. Contenido. §1. La regeneración y la Constitución Política de 1886. § 2. La dictadura del General Reyes. § 3. La hegemonía conservadora . § 4. La reforma social de los liberales. § 5. Prolegómenos de un golpe de estado. § 6. El eclipse de la democracia. § 7. Un compromiso fundamental: el rescate de la democracia. § 8. La alternancia de los partidos en el poder. § 9. Crónicas de fin de siglo. 4. Bibliografía.

1. Justificación.

La importancia de las fuentes directas. La disciplina histórica, más aún en el campo político y constitucional, está sometida al grave riesgo de convertirse en una ciencia aplicada a comentar los comentarios. La investigación histórica es ineludible para lograr comprender debidamente los acontecimientos, pues, a diferencia de aquellas disciplinas en las cuales lo cognoscible aparece dado, la sujeta materia de la historia, lo cognoscible, es algo que debe ser procurado, precisado y esclarecido. En el juicio histórico la mayoría de los testigos (los historiadores) son parciales; su condición de contemporáneos a los acontecimientos historiados (y los inherentes intereses o afecciones que ello implica) predispone de alguna manera su dicho. De otra parte, aquellos historiadores que no participaron en los eventos que narran y que obtienen su conocimiento de fuentes indirectas suelen reproducir, muchas veces inconscientemente, los prejuicios de quienes les sirven de fuente, cuando no se dejan afectar por sus propias creencias sobre lo que narran.

El veredicto histórico. No pocas personas han sostenido que la historia la escriben quienes han resultado triunfadores en los acontecimientos que se narran, y que otra sería la versión de quienes fueron derrotados. Esa inquietud encuentra respaldo al considerar que el historiador, en tanto hombre, está comprometido con los valores, y la historia, en tanto objeto cultural, es valiosa. El historiador no se limita a narrar lo acaecido con frialdad, sino que a su narración acompaña un juzgamiento, que no siempre es veredicto. El historiador en algunas ocasiones puede tornarse cómplice, detractor, apologista, etc., pero en ningún caso asume la fría posición de la indiferencia.

Los hacedores de la historia. La historia la hacen los hombres con su conducta. Los grandes personajes de la historia, aquellos hombres que han sido protagonistas del acontecer histórico, merecen, antes que su exaltación o encumbramiento, el estudio detenido de su trayectoria vital, dentro del más complejo y arduo proceso de comprensión de los acontecimientos pasados. Tal género de conocimiento –como se ha visto- no puede lograrse satisfactoriamente con el estudio de los contradictores o los apologistas del personaje, pues unos y otros están, de antemano, asumiendo posiciones enteramente comprometidas, en las cuales es notoria la carga sentimental (afectos, odios, etc.) que se experimenta por el personaje. La honestidad intelectual reclama que, en la medida de lo posible, se obvie la revisión de los historiadores-comentaristas en contienda, o al menos se posponga, priorizando el estudio documental directo del personaje, sin intermediarios, para lograr así una comprensión personal sobre el asunto.

El conocimiento histórico. Dentro de tal propósito, es muy conveniente que los estudiantes se familiaricen con las fuentes originales, que las ubiquen en el archivo bibliográfico disponible en las bibliotecas, que las manejen adecuadamente en sus investigaciones y en sus estudios, y, fundamentalmente, que a partir de esas fuentes realicen juicios razonables y verosímiles sobre su valor histórico. En las historia, más que en otras disciplinas del espíritu, es indispensable que cada uno aprenda a juzgar los acontecimientos por sí mismo.

2. Objetivos.

Objetivo principal. Esta asignatura tiene como objetivo principal el lograr un conocimiento directo de las diversas constituciones políticas que han sido promulgadas en el territorio de la actual Colombia a partir de su surgimiento como Republica, mediante la realización de un trabajo investigativo de las fuentes originales, el cotejo crítico de éstas, dentro del contexto social, económico, cultural y político propio de cada época.

Objetivos específicos. A partir del conocimiento de lo acaecido, el estudiante deberá estar en condiciones (objetivos específicos) de: (a) juzgar críticamente (y por sí mismo) la historia, formando un criterio propio para adentrarse con destreza en la investigación histórica; (b) expresar adecuadamente, mediante el género del ensayo, esos juicios históricos; y (c) relacionar con pertinencia los fenómenos actuales con sus antecedentes en el pasado, comprendiendo a las instituciones a partir de su continuidad dentro de la tradición jurídica y política colombianas.

3. Contenido.

§ 1. La regeneración y la Constitución Política de 1886.

1. Antecedentes de la Constitución de 1886.

2. El preludio de la regeneración.

3. Las bases de la Constitución de 1886.

4. La Constitución de 1886.

5. El estado de sitio.

6. Rafael Núñez: Líder de la regeneración.

7. La guerra de los mil días.

8. La separación de Panamá.

§ 2. La dictadura del General Reyes.

1. Comienza el siglo XX.

2. El gobierno del General Reyes: ¿una interrupción a la tradición constitucional?

3. Hacia la reforma constitucional de 1910.

4. La reforma de 1910: ¿el retorno a la tradición democrática?

5. El contenido de la reforma de 1910.

§ 3. La hegemonía conservadora.

1. ¿Tres décadas de orden, seguridad, paz y progreso?

2. Carlos E. Restrepo (1910-1914).

3. José Vicente Concha (1914-1918).

4. Marco Fidel Suárez (1918-1921).

5. Pedro Nel Ospina (1922-1926).

6. Miguel Abadía Méndez (1926-1930).

§ 4. La reforma social de los liberales.

1. Los sindicatos, las multinacionales y las presiones sociales.

2. Hacia la reforma de 1936.

3. Enrique Olaya Herrera (1930-1934).

4. La guerra con el Perú. La tragedia de los caucheros.

5. Alfonso López Pumarejo (1934-1938).

6. En busca del estado social.

7. La reforma constitucional de 1936.

8. Eduardo Santos (1938-1942).

9. Segundo mandato de Alfonso López Pumarejo (1942-1945).

10. La reforma constitucional de 1945.

11. La planeación como noción constitucional.

12. Alfonso Lleras Camargo (1946).

§ 5. Prolegómenos de un golpe de estado.

1. Gaitán y el gaitanismo: la exaltación de las masas.

2. Laureano Gómez: jefe indiscutido del partido conservador.

3. El retorno del partido conservador.

4. Mariano Ospina Pérez (1946-1950).

5. El bogotazo: la tragedia de las masas y el cataclismo de la civilización.

6. Laureano Gómez (1950-...).

§ 6. El eclipse de la democracia.

1. Una pausa a la tradición democrática colombiana.

2. El general Gustavo Rojas Pinilla.

3. Las reformas de la dictadura.

4. La Constitución puesta entre paréntesis.

5. La junta militar.

§ 7. Un compromiso fundamental: el rescate de la democracia.

1. En busca de una salida para la crisis.

2. Hacia un nuevo acuerdo sobre gobernabilidad.

3. Del frente civil al frente nacional.

4. La mujer como sujeto político.

5. El plebiscito de 1957.

§ 8. La alternancia de los partidos en el poder.

1. Alberto Lleras Camargo (1958-1962).

2. Guillermo León Valencia (1962-1966).

3. Carlos Lleras Restrepo (1966-1970).

4. Hacia la reforma .

5. La reforma constitucional de 1968.

6. La irrupción de un tercero en discordia: la anapo.

7. El general Rojas Pinilla: la transformación de golpista a demócrata.

8. La polémica elección de 1970 y el surgimiento del M-19.

9. Misael Pastrana Borrero (1970-1974).

§ 9. Crónicas de fin de siglo.

1. El continuismo liberal.

2. Gabriel Turbay Ayala (1974-1978).

3. Alfonso López Michelsen (1978-1982).

4. La fallida reforma constitucional de 1979.

5. El Consejo de la Magistratura y el Tribunal Constitucional.

6. El segundo retorno del partido conservador.

7. Belisario Betancur Cuartas (1982-1986).

8. La reforma constitucional de 1986.

9. La elección popular de alcaldes.

10. Hacia una nueva nación.

11. El narcotráfico y sus efectos.

12. Virgilio Barco Vargas (1986-1990).

13. Galán y el galanismo.

14. Cesar Gaviria Trujillo (1990-1994).

15. Hacia la reforma de 1991.

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