martes, mayo 19, 2009

Manuel Murillo Toro

MANUEL MURILLO TORO

Por ANDRÉS FELIPE ROJAS ACERO

RESUMEN

A mediados del siglo XIX, Bogotá ni siquiera se había consolidado como la capital de la República, su vida intelectual no era más dinámica que la de Cartagena o la de Popayán o la de Santa Marta. Estas ciudades todavía conservaban los privilegios comerciales y culturales de su antiguo status colonial, mientras tanto, en Bogotá los balbucientes partidos políticos con sus facciones más o menos definidas se alinderaban en periódicos de oposición o apoyo a la administración.

INTRODUCCIÓN

Manuel Murillo Toro es una hombre que se destacó por tener un alma de hombre reformista y humanizador, ganándose el sobre nombre de EL SECRETARIO REFORMADOR durante el periodo de gobierno de José Hilario López y quien hizo parte del gabinete.

También otras de las grandes cualidades de Manuel Murillo Toro fue su aplomo, complejidad y sobrio verbo de los dirigentes civilizadores de otros países, logrando durante sus presidencias, la abolición de la esclavitud, libertad de imprenta, libertad de palabra de conciencia y de culto, estableció la federación, extinción de los monopolios, expedición de los códigos penal, civil, judicial y fiscal de la Unión, entre otros muchos actos de trascendencia política y social.

Además Manuel Murillo Toro, trató con gran éxito el preocupante problema de la deuda interna y externa de nuestro país, logrando reducirla enormemente, favoreciendo mejorar en obras públicas, entre ellas la navegación por el Río Magdalena, la construcción del ferrocarril de Buenaventura y con la iluminación pública de gas para la Capital – Bogotá, entre otras cosas.

PROBLEMA

¿QUIÉN ES, FUE Y QUÉ HIZO MANUEL MURILLO TORO PARA NUESTRO PAÍS?

MARCO TEÓRICO

Manuel Murillo Toro, el gran luchador de la libertad y el gran precursor de las comunicaciones modernas.

Diario del Otún

Manuel Murillo Toro, ideólogo liberal, estadista, periodista y presidente en dos oportunidades, nació en Chaparral - Tolima el 1 de Enero de 1816 y falleció en la ciudad de Bogotá, el 26 de Diciembre de 1880.

Manuel Murillo figura en la nómina de los grandes hombres de la patria y del liberalismo del siglo XIX, se destaca por su gran fervor liberal, participando en la Guerra Civil de 1840 durante el gobierno conservador de José Ignacio de Márquez, fue el primer presidente liberal, durante sus periodos de gobierno se caracterizó por un gobernante sencillamente magnífico, consolidando una paz, tranquilidad en las discordias religiosas con carácter legislativo y profundo respecto a nuestra Constitución, combinado con progreso para el país.

También fue diputado, ocupando cargos de gran relevancia como: la Secretaría de Hacienda y Relaciones Exteriores y la presidencia del estado de Santander, presidente constitucional en el periodo 1864-1866 y reelegido para el periodo comprendido entre 1872 y 1874.

Manuel Murillo Toro es un político practico, reconocido incluso por sus contradictores, administrador realista y positivo con instinto polemista y excelente manejo de apelación con provocaciones tácticas, las cuales eran utilizadas para solucionar problemas públicos que con él debatían.

Tomando la historia del periodismo en Colombia todavía no se consolida como una historia de la cultura intelectual o como parte de la historia de la cultura política, a pesar de sus evidentes nexos.

Algunos títulos de la prensa escrita encierran en sí mismos una evolución, desde los simples cambios en la distribución tipográfica hasta en sus evidentes traspasos de propiedad que constatan la importancia de un instrumento en la transmisión de ideas y valores de cualquier tipo.

El Neogranadino, en la mitad del siglo XIX, es prueba de las transformaciones en la esfera política, de la calificación de los medios de búsqueda de una opinión pública afín con un proyecto modernizador liberal.

En su estructura tipográfica encierra los esfuerzos por asimilar técnicas que hicieran más eficaz su función modeladora en una sociedad sometida a la disgregación geográfica.

A mediados del siglo XIX, Bogotá ni siquiera se había consolidado como la capital de la República, su vida intelectual no era más dinámica que la de Cartagena o la de Popayán o la de Santa Marta.

Estas ciudades todavía conservaban los privilegios comerciales y culturales de su antiguo status colonial, e incluso circulaban algunos periódicos más influyentes en aquellos lugares, como sucedía con la Gaceta mercantil que dirigía Manuel Murillo Toro en Santa Marta; mientras tanto, en Bogotá los balbucientes partidos políticos con sus facciones más o menos definidas se alinderaban en periódicos de oposición o de apoyo a la administración del general Mosquera.

También se ve en Murillo el espíritu de hombre tolerante que siempre animó sus actos, este espíritu lo refleja en la carta dirigida a los directores del periódico de oposición EL INDEPENDIENTE, donde estos denigraron inicialmente el liberalismo en general y posteriormente al jefe de gobierno, quine Manuel Murillo Toro respondió: “que sentía digno placer al leer la primera edición del periódico ya que en condición de liberal es muy gratificante que sus adversarios hagan uso de las facultades liberales que consagran la constitución, además de hacer uso de uno de sus más luchadas creencias que como es la libertad de prensa”[1], al igual que dar la orden a su secretario para que lo subscribiera al diario para ser repartido a los principales empleados de su administración.

No obstante su espíritu eminente civil, no podía dejar de apreciar como es debido, la necesidad que tienen los pueblos de fomentar el espíritu militar como elemento indispensable para la defensa exterior y la conservación del orden interior, el conocido principio de “si quieres la paz prepárate para la guerra” [2], no podía ser olvidado por un hombre de visual intelectual tan extensa como él.

Manuel Murillo Toro en el tiempo de su gobierno se centro en aplicar especialmente el régimen democrático y radical, estableciendo la constitución de Rionegro, rehacer la Hacienda Pública trastornada por la revolución, restablecer relaciones con las naciones amigas, con el fin de buscar simpatía y acercamiento para el nuevo gobierno.

Si realizamos un recordatorio, cuando Manuel Murillo Toro, llegó a la cámara precedido de gran fama de hombre de talento, por sus triunfos en la prensa, fue desgraciado su talento como orador, en su primera vez que intentó pronunciar un discurso, donde su malicias voz y su poca ilación en sus palabras, ante el grupo conservado de esa época.

Pero Murillo, al principio su palabra fue tímida, embarazada y valiente; pero a fuerza de estudio y de práctica en el parlamento llegó a adquirir todas las galas y vibraciones de la genuina elocuencia, con el tiempo su oración era pausada, lenta, pero dotada de natural elegancia, sus discursos eran la epifanía de un razonador y de un pensador, más que de un hombre de imaginación, y aún cuando en general eran fríos y sobrios no carecían de chispazos de verdadero oratoria.

Es así que Manuel Murillo Toro se destacó como una excepción a la regla de que los grandes escritores no son grandes oradores, pues a la elegancia y fluidez de sus escritos unían la severidad de sus oraciones políticas y parlamentarias.

Con todo esto y con respeto por la federación, la línea del conservatismo le hace peticiones a Murillo con el fin de derrocar el gobierno conservador, pero este como un hombre correcto agradeció y prometiendo que actuaría de acuerdo a la constitución y conforme a los más sanos principios democráticos y liberales.

Murillo en su mensaje al congreso de 1865, manifestó que si bien el atentado de España afectaba los intereses comunes de América, y por grande que fuera la simpatía e interés por los pueblos del mismo continente, esa sabia política, no contrae alianzas y guarda la necesidad independencia a fin de obrar en cada caso como fuera más conveniente hacerlo.

En lo religioso Murillo desde la presidencia solo velaba por cumplir la ejecución de la ley, y siendo la primera de las leyes de la constitución, es esta asegurada a los Colombianos y dicho por Manuel Murillo Toro “la profesión libre, pública o privada, de cualquier religión”[3].

Es así que Manuel Murillo Toro demuestra su actitud frente a la religión mediante la carta enviada a un grupo de mujeres de la alta sociedad, en la cual expresa que nunca tuvo un disgusto por razón a que sus ciudadanos adoraran a Dios, es con el único fin e intervención de cesó de manera completa cuando se independizaron la Iglesia y el Estado.

Manuel Murillo Toro en cuestión de relaciones exteriores durante su gobierno, el cuerpo diplomático se fijó en cuatro legaciones, una en Europa, para atender a los países con los cuales se tenían relaciones; una en los Estados Unidos; una en Lima como también en Ecuador y Chile.

En asuntos económicos Murillo Toro fue prudente en mantener el crédito extranjero abierto, por esta razón fue cumplido en los pagos a los préstamos, otras de sus iniciativas importantes en asuntos económicos fue la iniciativa de la fundación de un banco de emisión y la ley 13 de mayo de 1864 autorizó el poder ejecutivo.

A pesar de las ventajas que ofrecía esta ley a los banqueros ingleses, no fue posible realizar el propósito del legislador, que los banqueros querían que el banco no tuviera carácter nacional, sino que operara en Colombia como una sucursal de un banco ingles, el gobierno se abstuvo, en esas circunstancias, de delegarle el privilegio de emisión y de dar a sus billetes poder deliberatorio.

Por otro lado la faceta de Manuel Murillo Toro que más se destaco durante su vida fue la de conductor político, el caudillo netamente civil, siempre representó la normalidad en el gobierno y la tolerancia política y religiosa.

Todos los sectores políticos lo respetaban incluso sus dirigentes reconocían en él talento de escritor convincente y sagacidad política.

Con su muerte a finales de 1880, se supuso que era el fin de la influencia de las ideas liberalista radicales en el gobierno de la nación, dando paso a gobiernos conservadores durante al menos 50 años.

Y como para finalizar, se puede observar que Manuel Murillo Toro durante toda su trayectoria y en especial durante desarrollo en los dos periodos de gobierno como presidente se destacó como un administrador positivo y realista, pero siempre de signo reformista.

CONCLUSIONES

Este breve recuento sobre Manuel Murillo Toro, es característico de la idea de progreso de una la visión histórica y legendaria propia de una pelea constante en busca de una armonía material, técnica y científico al servicio de empresas capitalistas que en Murillo deben fundamentarse en nuestra nacionalidad a través de un equilibrio entre proteccionismo y libre cambio.

Estas ideas plasmadas son consecuencias de la vida de una persona que revolucionó el mundo del periodismo, política y democracia en nuestro país Colombia, dejando un legado y una manera estatutaria constituida en la defensa, cumplimiento de las leyes y bienestar común.

Manuel Murillo Toro es una persona que manifestó un ejercicio de crítica y debates de opinión en temas de interés para el país; en torno a él los hombres públicos expresaban y comunicaban sus ideas. Los debates parlamentarios y las acciones de los gobiernos se comienzan a difundir a través de la prensa escrita.


[1] BOTERO RESTREPO, JUAN. Manuel Murillo Toro. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1978. Academia Colombiana De historia, Bogota 1978. imprenta, Bogota Dirección Nacional Liberal, 2000

[2] Pág. 112, 113, Manuel Murillo Toro, Alfredo D. Bateman De la Academia Colombiana de Historia. Academia colombiana de Historia Bogotá, 1978.

[3] BOTERO RESTREPO, JUAN. Manuel Murillo Toro. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1978. Academia Colombiana De historia, Bogota 1978. imprenta, Bogota Dirección Nacional Liberal, 2000