miércoles, mayo 20, 2009

La vida azarosa de Rafael Nuñez. Un hombre y una época

LA VIDA AZAROSA DE RAFAEL NUÑEZ. UN HOMBRE Y UNA EPOCA
Por LAURA DAYANA CASTRO BASTOS
INTRODUCCION El libro, La vida azarosa de Rafael Núñez, un hombre y una época de Gustavo Otero Muñoz, busca ilustrar la historia colombiana durante la vida de Núñez a través de los pensamientos de él, destacando cuatro jornadas que se reparte entre los años de 1825 – 1894. Las cuales destacan lo que se vivía en ese momento en cuanto a la política, la sociedad, y hechos que marcaron el paso a lograr una mejor nación, la cual experimento diferentes circunstancias para poder crecer y tener credibilidad ante las demás. LA VIDA AZAROSA DE RAFAEL NUÑEZ UN HOMBRE Y UNA EPOCA Destacando los aspectos mas importantes que se reflejan en el libro alusivo, hare un recorrido por los momentos que sobresalen en cada jornada expuesta por el autor, logrando de esta forma que se lleve una cadena histórica relatada desde la vida de Rafael Núñez hasta los hechos mas recordados históricamente que tiene el país. Reafirmando la historia con textos que aluden algunos hechos. PRIMERA JORNADA DE REVOLUCIONARIO A ESTADISTA (1825 – 1880) Abarca su vida provinciana, su vida amorosa, su aprendizaje en la política, su permanencia en Europa durante diez años, sus polémicas organizaciones colombianas hasta llegar a su primera presidencia. Su matrimonio civil y la guerra civil de 1885. Vida de Rafael Núñez Hijo de Francisco Núñez García y Dolores Moledo García, nació el 28 de septiembre de 1825 en Cartagena de Indias, acabando de surgir la separación de Colombia de la Corona declarándose un de Estado soberano e independiente de España. Rafael Núñez se casó en Panamá con doña Dolores Gallego, hermana de la esposa del vicepresidente de la Nueva Granada, José de Obaldía, el caudillo político más importante de la región. Obaldía ayudó políticamente a Núñez en Panamá, donde fue elegido por el distrito de Chiriquí al Congreso de la República. Este fue el primer paso que dio Núñez para empezar su vida parlamentaria nacional. Por diversos problemas, el matrimonio de Núñez con Dolores Gallego entró en crisis. En su retiro de Liverpool debió Núñez pensar que esa mujer distinguida, inteligente y fina, a quien había conocido en Cartagena en la casa del general Juan José Nieto, cuando era adolescente, podría convertirse en compañera ideal de sus años de madurez, quien sería el amor de su vida y su compañera hasta sus últimos días: doña Soledad Román. Después de haberse decretado, según las leyes vigentes, el divorcio de su primera esposa Dolores Gallego, Núñez contrajo matrimonio civil con doña Soledad, el 14 de julio de 1877, encontrándose ella en París y mediante poder otorgado por Núñez a su cuñado Eduardo Román pare que le representara en la ceremonia. Este matrimonio se elevó a "categoría de sacramento" el 23 de febrero de 1889, en presencia de Eugenio Biffi, obispo de Cartagena. Núñez fue reconocido como: Abogado conservador, fundador de la Sociedad Democrática de Cartagena y del periódico local (La Democracia). Ocupó cargos de gran renombre como Secretario General del General Obando en la gobernación de Cartagena en 1849, Rector del Colegio Nacional de Cartagena, Representante a la Cámara en 1852, Gobernador de Cartagena en 1854, Secretario de Guerra y luego de Hacienda en el gobierno de Mallarino. Gobernador de Panamá en 1857, Senador por Panamá en 1860, Secretario del Tesoro en 1862, Diplomático en Europa y en Estados Unidos desde 1864 hasta 1874. Fue nombrado Secretario de Hacienda por el General Trujillo en 1878, pero el Senado lo rechaza por sus relaciones con Soledad Román, a pesar de estar separado de hecho de su mujer y haberse divorciado por las leyes civiles en 1871. Convención de Rionegro Núñez asistió durante algunas semanas a la Convención de Rionegro como representante del Estado de Panamá, y aprovechó el hecho de que su credencial se había puesto en tela de juicio por un cambio de gobierno en ese Estado para renunciar y trasladarse a Nueva York, a mediados de 1863, en donde vivió dos años con Gregoria de Haro, mientras colaboraba en el periódico español El Continental y en publicaciones como La opinión, de Bogotá, y El Nacional, de Lima. Sorpresivamente, en mayo de 1865, Núñez es nombrado por Murillo Toro cónsul en El Havre, y allí se traslada a finales de junio. Toma la decisión de llevar a doña Gregoria, quien viajó en noviembre de 1865 instalándose con Núñez en París, a sólo cuatro horas de El Havre en tren. El clima no le convenía a ella, le sentaba mal el húmedo y decide retornar a Nueva York en febrero o marzo del 66. Doña Gregoria sólo estuvo en Europa tres o cuatro meses y nunca más volvió a ver a Núñez. El amor se fue transformando en una amistad por correspondencia y ella se casó finalmente en 1873 con el señor Gad, un escandinavo nacido en las Islas Vírgenes. Entre tanto, continuó como cónsul en El Havre y desde fines de 1869 en Liverpool, escribiendo agudos artículos políticos y sociales, reunidos en sus Ensayos de crítica social (Ruán, 1874). Nombrado secretario de Guerra y Marina, no debió hacerle gracia que se le designara en ese Ministerio carente de importancia, y prefirió esperar ocasión más propicia para volver a la patria, declinando el nombramiento. SEGUNDA JORNADA AURORA DE UN REGIMEN (1880 – 1885) Habla de su sus primeras reformas, inicialización del ferrocarril de Girardot. Núñez a la Presidencia Su carrera sería brillante, siempre al servicio de sus compatriotas, pasando por los cargos anteriormente mencionados. Asistió a la Convención de Rionegro, para la creación de la Constitución de 1863, que implantaría el régimen federal en Colombia, con el cual no estaría de acuerdo Núñez por lo inadecuado para el país. Al año siguiente viaja para establecerse como Cónsul en Liverpool, de donde regresaría en 1875 para ser lanzado como candidato a la Presidencia de la República, en elecciones que perdería con Aquileo Parra. Sin embargo, para las votaciones de 1878 resulta elegido Presidente y comienza la unificación del fragmentado país bajo el famoso lema "Regeneración o Catástrofe", siendo reelegido en los años de 1880 y 1884. Descredito Constitución de Rionegro En 1884, Núñez fue reelegido e inició su proyecto de derogar la Constitución de Rionegro y redactar una nueva Constitución de carácter centralista. Los radicales y caudillos regionales se opusieron a este proyecto y declararon la guerra a Núñez en 1885. El conflicto se inició en Santander y se extendió a otros estados. Apoyado por los conservadores y los liberales moderados que se unieron en el Partido Nacional, Núñez pudo vencer a los sublevados y declarar la nulidad de la Constitución de Rionegro. Es en este período cuando se gesta la transformación total de la Nación amparada en la redacción de la Constitución de 1886, de la cual fuera el principal impulsor. A pesar de las guerras intestinas, la violencia y la batalla entre partidos políticos, la Carta Magna de Colombia sale adelante y logra ser instaurada para bien de todos. En ese mismo año de 1886, Núñez es reelegido para la Presidencia y adelanta obras en lo económico. Reformas de Núñez El país experimentó durante su periodo presidencial (1880 1882) una paz absoluta, que permitió a su gobierno adelantar una provechosa tarea administrativa, Fundó el Banco Nacional (más tarde Banco de La República) a la vez que reemplazó la moneda de oro por el papel moneda, lo que renovaría el atrasado sistema económico nacional. Firmó un Concordato con el Vaticano, vigente hasta hoy, luego de lo cual se retiraría de la Primera Magistratura para cederla al Vicepresidente Carlos Holguín. Con la creación del Banco Nacional, un tímido restablecimiento de tarifas proteccionistas que estimularon el incipiente desarrollo industrial, la iniciación de la construcción del ferrocarril Bogotá Girardot y su impulso al panamericanismo y al arbitraje como solución pacifica de conflictos internacionales. Núñez volvió al poder en 1884, con un ligero atraso por causas de salud, que los radicales aprovecharon pare tratar de malear al encargado de la Presidencia, general Ezequiel Hurtado. Al posesionarse, Núñez nombró ministros de Gobierno sucesivamente a dos amigos radicales y ofreció reformar la desprestigiada Constitución de 1863, de común acuerdo con los gólgotas, pero aquéllos juzgaron que eso era demasiado bello pare ser cierto. Inició la construcción del ferrocarril de La Dorada; así mismo, la primera etapa del ferrocarril de Girardot e impulsó el ferrocarril de Buenaventura; fomentó las ferrerías de Samacá y La Pradera, en los Estados de Boyacá y Cundinamarca; introdujo en el país el servicio del cable submarino, que puso a Colombia en comunicación con todo el mundo; estimuló la navegación por el río Magdalena y por los ríos Lebrija y Sinú. Guerra Civil del 85 En 1884 fue reelegido con el apoyo del Partido Conservador, con el propósito de llevar a cabo la Regeneración. Pero buscando derrocarlo se promueve esta guerra por el liberalismo radical. Los radicales estaban comandados por los generales Gabriel Vargas Santos, Ricardo Gaitán Obeso y Daniel Hernández; y los conservadores, por los generales Marceliano Vélez, Leonardo Canal, Manuel Briceño, Rafael Reyes y otros, aprobados por los liberales independientes. Los combates más importantes fueron los del Río Sonso, Santa Bárbara de Cartago, Cartagena, La Humareda y El Salado. Exaltados jóvenes radicales de Santander iniciaron la guerra de 1885, "la más insensata de nuestras guerra civiles", y convencieron al prestigioso jefe liberal Sergio Camargo pare que se pusiera al frente de ella. Núñez tomó entonces el único camino que se dejaba abierto a su instinto de supervivencia política: llamó en su apoyo al partido conservador, y con él venció a los radicales en el histórico combate de La Humareda. La guerra se generalizó en los estados de Boyacá, Santander, Antioquia, Cauca, la Costa Atlántica, Panamá, Tolima, Cundinamarca y otras regiones. En la batalla de La Humareda, el 17 de junio de 1885, el ejército radical fue completamente derrotado, con un elevadísimo número de muertos, sobre todo de una generación joven, anhelante del triunfo radical. Triunfante pues el gobierno de Núñez, se dio paso a la aprobación y sanción de la Constitución Política de 1886, que estructuró en forma definitiva la República de Colombia en torno a una centralización política y una descentralización administrativa. El 11 de noviembre de 1885, después de la guerra, se instaló en Bogotá el Consejo Nacional de Delegatarios, convocado por el supremo gobierno para deliberar los términos en que debía procederse a la nueva Constitución. Ante una enorme multitud Núñez, desde el balcón del palacio, pronunció su famosa frase: "La Constitución de 1863 ya no existe". La fundación del Partido Nacional fue la consecuencia lógica. Otra vez la cuestión religiosa Las primeras intervenciones de Núñez en el Congreso Nacional fueron en contra del proyecto sobre los derechos individuales sin límites, la separación de la Iglesia y el Estado, el nombramiento de los gobernadores por voto popular y las libertades totales. Núñez atacó el proyecto de libertades absolutas y del federalismo, por considerar que su aprobación llevaría al país a la anarquía y la dictadura. Sus actuaciones y oratoria tuvieron un gran impacto en el Congreso, lo cual llevó a su elección como vicepresidente de la Cámara de Representante. TERCERA JORNADA HACIA LA TIERRA PROMETIDA (1885 – 1888) Su vida alrededor de su tercer mandato y sus desilusiones. La nueva constitución En la inspiración de la Constitución de 1886 tuvo un papel muy importante la Iglesia Católica, aliada de los conservadores y a la que cabía buena parte de la responsabilidad por la derrota de los radicales. Por eso mismo, no tardó en expresar su apoyo al nuevo régimen, buscando concesiones que le devolvieran sus antiguos privilegios. En la Asamblea se impuso el modelo de constitución propuesto por Miguel Antonio Caro, de tendencia claramente reaccionaria, amigo de un poder central fuerte, intolerante con la oposición y defensor acérrimo de la injerencia de la Iglesia en la vida civil. Núñez, que como ministro de Tomás Cipriano de Mosquera en 1861 le confiscó las tierras a la Iglesia, fue quien le devolvió sus privilegios por medio del concordato de 1887. La Constitución de 1886 acabó con el federalismo, es decir, con la autonomía de las provincias, que de allí en adelante pasaron a llamarse departamentos, cuyas autoridades serían designadas directamente por el presidente. Reconoció además a la religión católica como la religión única y oficial. Tercera administración de Núñez El tercer período de gobierno de Rafael Núñez ocurrió entre los años 1886 a 1888. En el año 1887, el gobierno aprobó el Concordato con la Santa Sede. Núñez decidió irse a vivir a Cartagena, su tierra natal, dejando encargados de la presidencia al designado José María Campo Serrano (1 de abril de 1886 a 6 de enero de 1887) y al vicepresidente Eliseo Payán (desde enero hasta junio de 1887). Ante la ausencia de Núñez, en 1888 Carlos Holguín Mallarino es nombrado presidente por el Congreso de la República por unanimidad de votos. Congreso de 1888 Las primeras intervenciones de Núñez en el Congreso Nacional fueron en contra del proyecto sobre los derechos individuales sin límites, la separación de la Iglesia y el Estado, el nombramiento de los gobernadores por voto popular y las libertades totales. Núñez atacó el proyecto de libertades absolutas y del federalismo, por considerar que su aprobación llevaría al país a la anarquía y la dictadura. Sus actuaciones y oratoria tuvieron un gran impacto en el Congreso, lo cual llevó a su elección como vicepresidente de la Cámara de Representantes. CUARTA JORNADA EL SOLITARIO DEL CABRERO (1888 – 1894) Su desprendimiento como jefe cívico, su final frente a Doña Soledad convirtiéndose en un experto poeta, la alianza con la Santa Sede. Matrimonio de Núñez y la Santa Sede Es muy significativo el hecho de que Núñez firmara las leyes de desamortización de bienes de manos muertas, y dos décadas después firmara el Concordato entre la Iglesia y el Estado. En la década del sesenta, después de la Convención de Rionegro, Rafael Núñez salió del país en misión diplomática. Le correspondió representar a Colombia en Nueva York, Le Havre, Liverpool y otros lugares de Europa. Colaboró en diversas revistas y periódicos, tanto en el exterior como en Colombia; escribió para el periódico EI Nacional de Lima. La ultima campanada del profeta Su último período presidencial se dio entre los años 1892 y 1894. En estos períodos, Núñez dejó actuar a los vicepresidentes en el gobierno. El se retiró a su hacienda de El Cabrero, en Cartagena, en compañía de su amada Soledad Román. Allí murió, el 18 de septiembre de 1894. Su pensamiento y acción en el movimiento de la Regeneración, llevaron a una relativa estabilidad de Colombia en la primera mitad del siglo XX. Hombre de gran agudeza política. A partir de 1892 gobernó Miguel A. Caro en su condición de vicepresidente. El liberalismo independiente disminuyó casi hasta desaparecer, la división conservadora se ahondó gravemente y el enfrentamiento con el radicalismo adquirió características de singular dureza. Cuando Núñez se disponía a ocupar la Presidencia por quinta vez, le sorprendió la muerte en Cartagena. CONCLUSIONES • Gracias a la ideología política de Rafael Núñez, hoy en día tenemos, podría decirse estabilidad económica y reconocimiento económico a nivel mundial, siendo un país tercermundista. Ya que él fue el que creo el punto de partida de dicha estabilidad con la fundación de lo que conocemos como Banco de la República. • A pesar de la inestabilidad política que pudo llegar a tener en el momento de el escándalo de su separación con su primera esposa y la ayuda que en algún momento le brindo la oposición (conservatismo), en la guerra civil del 85, pudiendo perder un poco de credibilidad, Núñez ayudo a la maduración política del país. • Fue el promotor de uno de nuestros símbolos patrios (Himno Nacional). FUENTES • Don Sergio Arboleda, un colombiano universal. Luis Henrique Gómez Casablanca. Fondo publicaciones Universidad Sergio Arboleda. Bogotá 2006 • Historia Revolución 17 de abril de 1854. Venacio Ortiz. Banco popular. Bogotá 1972. • Federalismo en Colombia 1810 – 1888. Luis Gilmore Robert. Imprenta nacional. Bogotá 1995. • El Estado laico en Colombia, fin del concordato de la Santa Sede. Pedro Camargo de la Torre. Librerías jurídicas Wilches. Bogotá 1995. • Diario guerra civil 1860 y otros sucesos. José María Quijano Otero. Bogotá 1982. • Apuntes histórico-biográficos. Luis Martínez Delgado. Bogotá, Editorial ABC, 1940.