martes, mayo 19, 2009

Escritos económicos de Manuel Murillo Toro

ESCRITOS ECONOMICOS DE MANUEL MURILLO TORO

POR KAREN PINZON

BIOGRAFIA

Manuel Murillo Toro nació en Chaparral, murió en Bogotá ideólogo liberal, estadista, periodista, diputado ocupo cargos relevantes como la secretaria de hacienda, y relaciones exteriores y ocupo la presidencia del estado de Santander impuso obras publicas. El estado para Murillo debería ser del todo laico, independiente de toda organización, fuera de la orbita de de toda injerencia confesional.

El señor murillo desempeño un papel prominente en nuestra política como jefe del partido radical desde el año de 1850 hasta nuestros días, y ocupo los más altos puestos en el orden administrativo, diplomático, judicial y legislativo.

Fue hábil periodista. Aunque de superficial instrucción, y orador vehemente y apasionado.

Con sagaz instinto penetró en los intersticios de nuestra relajada organización social y aplico todas sus fuerzas a ensanchar esas grietas y minar el cuarteado edificio que dejaron los fundadores de la república.

Solevanto las pasiones populares de la juventud inexperta, y sobre ella se labro su posición política.

Durante su primera época de escritor y de tribuno fue el apóstol de las ideas liberales más exageradas, es decir, del consumismo y del socialismo que había bebido en Luis blanc y demás escritores franceses del 48.

Bibliografía

  • Centenario de Manuel Murillo Toro, volumen uno

  • Trece pensadores del liberalismo social

Como secretario de estado por medio de esta obra quería hacer un análisis de los negocios que le concernían, rendir cuentas de los gastos causados desde el penúltimo año y quiere demostrar no por rumores sino hechos que se podían confirmar la mala administración pasada que produjo una crisis que el buscaba superar con medidas en las que el estado debía bajar los impuestos a los comerciantes por que las deudas crecían y no les alcanzaba el dinero para cumplir con sus obligaciones. Para hacer un breve resumen de la obra es necesario conocer lo que decía sobre los distintos sectores buscando solucionar los problemas con proyectos que el creía apropiados para superar esa gran crisis que no solo era en Colombia sino que también extendía sus efectos a todo el mundo a pesar de la poca experiencia de este estado se estaba aprendiendo a mejorar la administración de los recursos pues aquí había mucho por crear y hacer, también contemplaba que el estado debía proteger la libertad de la industria para que lograra un buen desenvolvimiento de la riqueza nacional . Mejoro notablemente la hacienda, aunque no se pudieron realizar proyectos como la redacción de reglamentos que la nueva ley del 2 de junio exigía; la misma ley exigía que se descartaran los auxiliares solo creo un contador por año hubo mucha oposición por esta medida en especial para los trabajadores de edad centralizando las cuentas a los responsables y formar el presupuesto.

Las rentas más sobresalientes eran:

Las aduanas el rendimiento del impuesto sobre las exportaciones pide expresamente una mayor rebaja de los impuestos debido al alza del oro y el contrabando que cada día adquiere más cifras escandalosas. También otro factor es la gran deuda contraída por la republica y para poder corresponder a lo prometido con el debido pago, se debe emprender una lucha contra el contrabando, medidas que sean más efectivas, pues las costas (panamá, salinas) facilitan el fraude y no es conveniente alterar la tarifa. Las provincias de pasto y tuquerres se proveen de lo que introduce el Ecuador.

Respecto al tabaco ceso el monopolio de cultivo de este sector y será libre su comercio como resultado del voto de las cámaras legislativas de 1848 como la venta se ha puesto al alcance de la clase pobre, laboriosa.

La mayor parte de empresas no cumplieron sus compromisos y ha sido forzoso cobrarles especialmente(Ocaña y Peñaliza) en las otras factorías nadie ha querido comprar las existencias que quedan del producto corriendo el riesgo el gobierno de que queden grandes existencias del producto que generarían perdidas que el gobierno debe asegurar.

La conducta de Manuel Murillo era consecuente con el espíritu altamente republicano de la administración actual tenia grana confianza en los destinos del país, no queda duda que el acto más trascendental de la ultima legislatura es la ley anteriormente mencionada, sin embargo se comienza empieza a percibirse mayor claridad y facilidad en el manejo de los intereses nacionales, que venían de una penosa administración y exacta contabilidad , el despilfarro y los aprovechamientos criminales de muchos empleados. En adelante solo podrá el poder ejecutivo consagrar la buena administración en cada ramo, los cuales pueden cubrir todos los gastos de la renta nacional que presentaban un déficit la mayoría.

Los correos: este negociado no constituye ingresos al estado, pero se ha ahorrado y mejorado el servicio, es una condición necesaria del buen manejo de la administración. La utilidad liquida es de 124.000 reales, Murillo Toro recomienda que este servicio se pudiera obtener más pronto por la demanda del creciente comercio, por lo menos 100.000 reales y aumentarlo cada año para tener un mejor transporte.

Casas de moneda: marchan con dificultad no están constituyendo renta al estado prestan un servicio que no es satisfactorio hay un déficit de 1.752 reales, hay muchos gastos extraordinarios ejemplo la compra de nuevas maquinas, esto prueba la necesidad de adoptar alguna providencia radical.

Quintos de oro: impuesto que ha sido reducido hasta cuatro unidades de cada por ciento ley del 21 de mayo, el rendimiento es de 54.189 reales menos que el año anterior se debe sostener esa rebaja sin exceptuar a la minería en las providencias auríferas, la cámara de Antioquia exige abolir este impuesto.

Los diezmos: rendimiento menor que el año anterior 74.657 reales alza en sus productos impopularidad del impuesto aunque es defectuoso es imposible pensar en su aprobación hasta que no hallan rendimientos o una reducción de gastos.

Aguardientes: mejora notable 1.547.249 reales si pasa a ser municipal todos los empleados habrán de tener interés directo, bastara para cubrir gastos ordinarios de la administración municipal.

Papel sellado: el producto de este año es 517.702 reales considero una reforma reduciendo el impuesto a solo dos clases de sello, el sello para negocios con un valor de 25 pesos y los otros dos reales.

Otras rentas: hipotecas, registro, censos, poco es el rendimiento comprado con el trabajo aunque se deben considerar la renta de manumisión y caminos no progresa por haberse centralizado su recaudación.

Impuestos varios: hay aumentos de peajes no muy considerables, en Bogotá Ocaña y Mariquita.

Después de hacer este análisis de los negocios que tienen que ver con la secretaria Murillo Toro ha adjunto proyectos de ley determinando el sistema tributario al que han de vivir sometidos los granadinos.

La tarea encomendada a la administración era una revolución fiscal que pusiese el sistema tributario y la distribución de los productos en armonía con las instituciones democráticas, hacer marchar la administración al mismo tiempo que se abriese la riqueza pública.

La historia de nuestra renta de aduanas en los veinte años de existencia de la nueva granada, demuestra de manera irrecusable que los productos de aquella renta han aumentado en proporción en que se han disminuido los derechos de tarifa de importación.

La suma de las rentas da a la cuenta general, 6.837.841 reales, según Murillo con la paz publica y se inspira más confianza en el país el impulso de la industria nos dará un mayor porvenir y la cuestión fiscal quedaría resuelta definitivamente, la situación del tesoro debido a la deuda es transitoria no se debe desfallecer como dice el presidente de la republica.

La administración anterior elaboró unos contratos de provisión y servicio de los almacenes de sal, algunos vecinos manifestaron que dichos contratos eran ilegales.

El presidente de la republica examino la cuestión y entablo pleito ante la corte suprema al señor Uribe que decidió a favor del estado declarando nulos los contratos.

Como era habitual entre los radicales, cuyo liberalismo se sofocaba a veces bajo el romanticismo y la utopía, el hablaba siempre en términos de humanidad, no hubo allí menor huella de artificio, pues murillo no fue lírico a la manera de los oradores de su tiempo, aunque se expresaba como era debido, era un espíritu reflexivo en altísimo grado. Cuando escribía buscaba la senda más directa de la prosa expositiva para penetrar dialécticamente en el espíritu del lector. Quería cambiar la sociedad no competir en el estilo declamatorio de sus contemporáneos. Hasta en el congreso hubo quien le contabilizara sus descortesías con la gramática exageraban un poco desde luego.

Leyéndolo ahora en muchos de sus documentos oficiales y en sus artículos de prensa le aplaudimos la tendencia de su economía verbal. Su pluma obedecía a un objetivo absoluto persuadir con presteza.

El hombre político quien escribe para convencer, no por la palabra misma es, desde luego, el que se expresa así en toda ocasión. Y en primer lugar aquel político eficaz que fue Murillo Toro, cuyas connotaciones resultan hoy comprobables. Los historiadores han elaborado la copiosa lista de reformas en las que de manera más o menos determinantes él intervino entre 1850 y el final de su segunda presidencia (1872-1874). A pesar de todo lo ocurrido desde toda la independencia, se estaba entonces más cerca de la colonia que la sociedad contemporánea. Digno representante de su generación, fue conciente de tales condiciones desde el inicio mismo de su carrera pública, o sea, cuando ocupo la secretaria de hacienda de gobierno cargo que desempeñaba cuando escribió en informe titulado “escritos económicos”. Luego de haberse desempeñado solo unas semanas como secretario de relaciones exteriores al inaugurarse dicha administración.

Murillo había sostenido la tesis que, sino era un todo las del laissez- faire, guardaban con ellas serias aproximaciones. Ya vendrá la hora en que mude de opinión respecto de algunas cuestiones de gobierno.

Pero en 1848, a los treinta y dos años defendiendo el proyecto de reforma constitucional presentado ante el congreso por florentino Gonzáles acérrimo enemigo de la Intervención estatal, Murillo había escrito en la gaceta mercantil, de Santa Marta, el 8 de noviembre:

“cuando nosotros abogamos con entusiasmo por la reforma constitucional no pretendemos sino que el poder ejecutivo se reduzca a las facultades únicamente necesarias para la cumplida ejecución de las leyes y para la conservación del orden publico y la defensa del país”.

“un mínimo de gobierno con un máximo de libertades individuales”.

Ese instinto de político práctico que se le ha abonado a Murillo, aun desde la orilla opuesta de sus contradictores, le permitió ser el excelente secretario de hacienda de López, y, más tarde en sus dos periodos presidenciales desempeñarse como administrador realista y positivo. Este rasgo capital de su personalidad explica el que a lo largo de su trayectoria polemista, y aun apelando a veces a las provocaciones tácticas, hiciera verdaderos aportes a las soluciones de los problemas públicos que en el se debatían. Esgrimía pues los principios de radicalismo con la flexibilidad necesaria para aplicar una política de signo reformista y esencialmente ajustada a la resistencia y precariedades estructurales de su sociedad periférica que se movía en el horizonte del capitalismo mercantil.

Política que le valió su prestigio desde el comienzo y que hizo de el, en primer lugar un radical gólgota, antes que draconiano, y que luego lo consagro como jefe indiscutible del radicalismo.

Había que construir una nación, y en este propósito exaltaba la voluntad de servicio de la generación a la que pertenecía Murillo Toro. Pero según resaltaría más adelante, ese proyecto quedaba determinado en su punto de partida por los imperativos del mercado mundial, dominado entonces por Inglaterra y luego por estados unidos.

No era fácil anticiparse desde acá, ósea, desde el interior de la propia aventura republicana, en la previsión de las limitaciones objetivas, o de estructura que aquellas exigencias macroeconómicas implicaban. El balance de esta hora evidenciaba ruina inminente: escasa población, secular aislamiento de ciudades y providencias entre sí, vías de comunicación que hacia 1850 eran virtualmente las mismas de que se sirvieron los virreyes, y una economía vacilante, que laboriosamente se iban sacudiendo unos a otros los eslabones del tosco sistema impositivo colonial.

Esta situación la agravaba el idealismo abstracto de una juventud imbuida en sueños contradictorios a cerca de lo que deberían ser el nuevo estado y el ciudadano libre. Cualquier matiz doctrinario en la controversia del pequeño periódico bogotano bien podía encender la sublevación o el golpe cuartelario en Santander, en Cauca o Tolima.

Murillo creía que su iniciativa resolvería el impase creado por las dos tendencias que se querían irreconciliables: centralismo férreo vs. Federalismo intransigente.

A nivel del concepto genérico que parecía administrado por una mayoría fatigada por el desorden, su propuesta surgía como el dictado de la sensatez genuinamente democrática.

Manuel Murillo toro ha sido para Colombia una solemnidad nacional, a la que han concurrido todos los poderes públicos todos los partidos, y casi todos los gremios no era un hombre insignificante sino un ciudadano eminentísimo que ciño la banda simbólica dos veces de su país que sirvió y honro las facultades de su patria.

En tolima tiene la honra insigne de ser la tierra de Murillo allí nació allí recibió las primeras inspiraciones de libertad, allí reposan las cenizas de sus padres, tuvo él la más poderosa vinculación de sus afectos. Sin embargo, los actuales gobernantes del tolima no entendieron la hora que pasaban, creyendo aprovecharla, la desaprovecharon lastimosamente.

El señor murillo desempeño un papel prominente en nuestra política como jefe del partido radical desde el año de 1850 hasta nuestros días, y ocupo los más altos puestos en el orden administrativo, diplomático, judicial y legislativo.

Fue hábil periodista. Aunque de superficial instrucción, y orador vehemente y apasionado.

Con sagaz instinto penetró en los intersticios de nuestra relajada organización social y aplico todas sus fuerzas a ensanchar esas grietas y minar el cuarteado edificio que dejaron los fundadores de la republica.

Solevanto las pasiones populares de la juventud inexperta, y sobre ella se labro su posición política.

Durante su primera época de escritor y de tribuno fue el apóstol de las ideas liberales más exageradas, es decir, del consumismo y del socialismo que había bebido en Luis blanc y demás escritores franceses del 48.

Murillo Toro fue reconocido por su orden en la administración de los recursos del estado y reconocido por su ardua labor, no en vano fue presidente de la república dos veces y sus funciones hicieron que el ocupara los cargos más prestigiosos.