miércoles, mayo 20, 2009

El insólito atropello hacia la inocente Colombia

EL INSÓLITO ATROPELLO HACIA LA INOCENTE COLOMBIA

Por Claudia Sofía Rodríguez Delgado

SUMARIO

Se pretende de manera clara y precisa, determinar los diferentes factores que afectaron a Colombia en la separación de su antigua región de Panamá. Contemplando desde el principio el deseo infinito de las diferentes naciones poderosas de diversas épocas, en querer apropiarse del istmo, para ver realizado ante sus ojos el sueño en la construcción del Canal interoceánico de Panamá que sin duda es unión de los dos grandes océanos que atraviesan el mundo.

CONTENIDO

Al recordar todo lo relacionado a la historia de Panamá, en cuanto a su descubrimiento y a lo que ello trajo consigo, hay que saber que sin duda todo lo que ha movido al hombre para avanzar al progreso ha sido gracias al motor de la necesidad y ambición. Ejemplo de lo anterior, es lo que se vivió a fines del siglo XV donde las ciudades marítimas del país de Italia, en especial Venecia, eran el centro de atracción del comercio, ya que al gozar de una fantástica ubicación geográfica, tenían fácil acceso a la comunicación con Asia, enriqueciendo por completo su país y afectando los confines occidentales de Europa, por lo que frente a estas circunstancias surgió en estas naciones la necesidad de obtener un costo menor los productos orientales, y esto solo se podía presentar descubriendo una ruta marítima para el Asia.

Los países motivadores de este proyecto, estuvieron a la cabeza de Inglaterra, España y Portugal. Aunque el promotor del mundo de los descubrimientos lo inicio Portugal, en donde Díaz, dobló por el Cabo de las Tempestades, o lo que después tendría el nombre La Buena Esperanza, como feliz augurio de alcanzar los tesoros del Asia. Pero sin dar espera, España se adelanto rápidamente, enviando a Colón a las aguas inexploradas del Atlántico, el Gran Almirante decidió zarpar rumbo opuesto al de los navegantes portugueses.

Por su parte Colón caía en la frustración, porque había realizado tres viajes al Nuevo Mundo, él cual creía regiones salvajes de la India, sin lograr el objeto de su misión. Mientras que Vasco de Gama regresaba a Portugal con los retribuciones del oriente, alarmando de esta manera a España que “veía desvanecer el sueño dorado de alcanzar para sí las codiciadas riquezas[1]”. En la misma situación de incertidumbre se encontraba Italia, porque sus comunicaciones terrestres ya no ofrecían la misma seguridad de antes, alguna por hallarse en poder de los turcos y mongoles.

Pero España no desfalleció, es más fue otro estimulo para emprender de nuevo dicho rumbo a esas tierras inhóspitas, por lo que Colón vuelve a intentarlo en su último y cuarto viaje con el objeto especial de buscar ese estrecho. Entre esas tierras había una extensión inexplorada en donde según sus observaciones debía hallarse el estrecho de comunicación. Sin embargo sus observaciones no estaban del todo carentes de verdad ya que ellas lo condujeron al istmo de Panamá, en donde casi sus dos océanos juntan sus aguas. Aunque no es propiamente a Colón quien le corresponde la gloria del descubrimiento del istmo; honor que le pertenece a Rodrigo de Bastidas, arribó a este estrecho en 1501. Y a Colón se le atañe la desembocadura del río Chagres que tan capital importancia ha tenido en la construcción del canal de Panamá.

El descubrimiento del mar del Sur aumento el deseo de encontrar la soñada ruta. El primero en enviar sus barcos a través del istmo fue Cúpole a Balboa, es considerada una de las hazañas más audaces de la conquista de América. Años después de este descubrimiento, Pedrarias Dávila sería el encargado de fundar la ciudad de Panamá en la Costa del Pacífico, y poblaba la de Nombre de Dios en el Atlántico, como terminales del camino interoceánico que luego hizo construir, y desde ese entonces quedó establecido el tráfico entre los dos océanos. A pesar de este logro, lamentablemente Pedrarias cometió el crimen jurídico al ordenar la decapitación de Balboa, aunque no sería el único crimen jurídico que se desataría en la América del Sur, en relación con Colombia.

Se presenta un suceso que anima en los exploradores españoles el deseo de hallar una ruta más convenientemente situada gracias a la colaboración que brindo el portugués Magallanes, quien bajo la bandera de España encuentra el estrecho de comunicación entre los dos océanos, colaboración que nunca pudieron perdonar los de su país. Gil González Dávila, por mandato del Consejo de Indias, equipo una expedición con el fin de buscar en Centro América un estrecho de comunicación marítima, que debía existir en dicha región. Con la colaboración de los barcos construidos por el infortunado Balboa, Gil González zarpó de Panamá rumbo a Centro América. Descubriendo en este viaje el lago de Nicaragua, pensando que era el estrecho que tanto se buscaba, a raíz de esto, fue explorado varias veces el Rio San Juan al pensar en esta como posible ruta de comunicación marítima.

Se debe agregar además la gran lista de hombres interesados en la búsqueda de este anhelado estrecho, entre ellos, Hernán Cortés quien de igual forma consagra todos sus esfuerzos al logro de ese objeto hasta el punto de convertirlo en una clara obsesión, no solo para él sino para toda España, al punto de afirmar que “el deseo de hallar esa ruta imaginaria estimuló las exploraciones marítimas tanto como la leyenda del Dorado estimulaba en ese tiempo las terrestres[2]”.

Los españoles luego de tantas exploraciones infructuosas, se resignaron a creer que la naturaleza en este continente decayó en el intento de formar un estrecho en la garganta ístmica de América, solo les quedaba el estrecho de Magallanes como única vía marítima de comunicación del Nuevo Mundo entre Europa y Asia, pero esta ruta era infortunadamente muy larga y ofrecía varios peligros para su navegación.

Pero estas circunstancias de nuevo no volvieron a tumbar a los españoles, porque empezaron a concebir en el gran proyecto, de abrir un canal que corrigiera el defecto de la naturaleza, además que señalan para ese entonces las cuatro grandes rutas: Panamá, Darién, Nicaragua y Tehuantepec. Tras la época en la que se vivía en esa época y la política exclusivista que manejaba España, fueron sin dudas los obstáculos que impidieron el poder plasmar dicho proyecto a la realidad, pero gracias a ellos, dicha idea empezaría a gestarse en el mente de todos, a tal punto que cuatro siglos más tarde lo verían hecho realidad.

Varios factores empezaron a surgir para incrementar la ansiedad en los españoles de construir dicho canal, ya no solo era por lo concerniente a la comunicación interoceánica de Europa con Asía, sino a raíz del descubrimiento de Perú, cuyas riquezas sobrepasaron los sueño de la avaricia, sintieron la necesidad de transportar los preciosos metales que de Sur América se enviaban a llenar las arcas reales de Madrid.

Desde un principio Panamá o la llave del mar del sur, como la denominaban algunos, fue la ruta preferida. Por lo que era natura que dicha ruta fuera objeto de varios estudios, no solo por ser la más antigua y corta, sino particularmente por aprovechar el curso del Río Chagres que naciendo a pocas leguas del Pacífico, desemboca en el Atlántico. Es el teniente de gobernador, don Pascual de Andagoya, fue comisionado para estudiar el terreno entre el Chagres y la costa del mar; concluyó que era mejor que se abandonara por entonces el proyecto a la apertura de un canal de Panamá, y siguiendo sus consejos, se pensara en el plan de limpiar el Chagres y construir un camino desde el punto en que deja de ser navegable hasta la ciudad de Panamá, propuesta que ya había sido considerada por la Corte de Madrid. Todos los esfuerzos de parte de España se centraron a acondicionar el Chagres para la navegación y a construir un camino para el proyecto restante a Panamá. Este proyecto definió a Chagres como el único vía transcontinental, medio de transporte para usarse entre los dos mares.

Sin embargo aun en ese entonces se conservaba la esperanza de hallar alguna vía de comunicación interoceánica, presentándose varias solicitudes dirigidas a Carlos V para la construcción de caminos o arreglos de paso de mar a mar en diferentes puntos de la región ístmica. El pueblo de Castilla del Oro, se opuso a todo proyecto que tendiera a disminuir el tránsito de su comercio, así la puerta del Pacífico permaneció en Panamá. Bajo el poder de Felipe II, quien quiso continuar con la obra de su padre, encontró apoyo en el ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli y en varios ingenieros flamencos pero todos manifestaron que las dificultades para la construcción de dicho canal eran insuperables. Dicha decisión a su vez tenía motivos políticos, pues España desconfiaba por completo de las otras naciones rivales y quería a su vez tener ocultas al mundo las riquezas de sus colonias en el Pacífico, con lo que se justifica la actitud de Felipe II para haberse opuesto a todo proyecto que tendiera a dar facilidades en el transporte de mar a mar. Surgen más motivos para la negativa hacia dicho proyecto, que entendiendo la época en la que se vivía, las concepciones de fanatismo religioso también salen a flote en dicha problemática, porque la oposición del rey se fundaba en el versículo bíblico de que “el hombre no debe separar lo que Dios ha unido[3]

Es natural que ante los esfuerzos de España por ocultar la riqueza que tenían en sus manos, se colocara en el ojo del huracán de varios países europeos, que querían participar en el reparto del nuevo continente o usufructuar al menos de su creciente comercio En el país en donde más se manifestó ese sentimiento de envidia o rivalidad fue por supuesto Inglaterra, incitada por varias razón, entre ellas por : el odio religioso de los puritanos porque España se consideraba baluarte del Catolicismo, y por la ambición de extender sus dominio más allá de los mares. A tal punto que en tiempo de Isabel, apoya abiertamente a Drake, Hawkins, Cavendish y demás ingleses en promover actos de hostilidad que se cometen contra España en sus dominios americanos. Antagonismo que tuvo auge durante la dictadura de Cromwell. Se le agrega fuera de los motivos religiosos, que en el fondo su resentimiento era por el exclusivismo comercial que ejercía España en sus colonias de América y que él a toda prisa deseaba romper en provecho de su país.

Dentro de sus intereses, los ingleses fijaban gran atracción en la región ístmica, por lo que conjeturaron que con la captura del Istmo del Darién se le arrebatarían a España las llaves del mundo. No es sorprendente entonces que el Istmo de Panamá fue desde los tiempos de Drake y por espacio de dos siglos, objeto de observaciones y hostilidades, sin distinción entre los tiempos de paz y de la guerra, y fue Jamaica la base en donde se equipaban todas las expediciones enderezadas en destruir y despojar el comercio de España en América y así mismo situarse en el territorio del istmo.

Frente a las continuas hostilidades, España llego a temer de la pérdida de su región, en especial cuando a fines de 1670, Henry Morgan “con tropas de bucaneros reclutados en esa isla antillana con el apoyo del Gobernador Modyford, atravesó el istmo aprovechando el río Chagres y capturó, saqueó e incendió la ciudad de Panamá considerada como un emporio de riqueza[4]”. Este pirata fue amo y señor aproximadamente durante un mes en ésta ciudad, y a no ser por el tratado de paz y amistad celebrado ese mismo año entre los dos países rivales, posiblemente hubiera caído por siempre en manos de Inglaterra. Curiosamente este suceso le mereció a Morgan en su país títulos nobiliarios, y más adelante el estimulo de ser nombrado Gobernador de Jamaica. Este hecho de parte de Inglaterra, era ejemplo claro de varios bucaneros para llevar a cabo saqueos mayores y excursiones piraticas en las distantes regiones del pacífico.

Los expedicionarios influyeron en el pensamiento de establecer colonia inglesa en el istmo de Panamá, que ayudados por los indios darienes y los negros esclavos fugitivos o cimarrones, quienes siempre fueron enemigos de España, contando con la colaboración de los bucaneros de Jamaica y de otras partes de las Antillas. Trataron de declarar independiente de España la región ístmica, apoyando al famoso cacique Andrés, a quien llamaban el rey del Darién y a quien consideraban como el verdadero soberano de Panamá.

Surgió otro intento por apoderarse de la región, al mando del Escocés William Paterson, pretendía establecer en una región del Darién una poderosa colonia, para de esta manera apoderarse lentamente de las llaves del mundo. El proyecto fue presentado inicialmente a Inglaterra, pero este lo negó de inmediato, por lo que decidió proponérselo a su país, y éste le brindo rápidamente su apoyo ya que todos vieron en el proyecto de Paterson la realización de un sueño en riquezas. Luego al verse montada la empresa colonizadora en el Darién, comenzaron a surgir los celos de Inglaterra. Inmediatamente el parlamento ingles protestó, en memorial dirigido al rey (Escocia compartía el mismo rey de Inglaterra) contra el establecimiento de una compañía que consideraba como perjudicial para los intereses de Inglaterra. Debido a esto Londres, Holanda y Hamburgo retiraron a esta empresa sus suscripciones; no fue obstáculo para los escoceses, que al contrario prosiguieron con mas ánimo a la realización de su proyecto, considerándolo como empresa de orgullo nacional. Mientras tanto, la compañía de las Indias Orientales, ayudada por los ingleses, indujo al rey a que arruinaran la colonia. La suerte de los escoceses no duraría mucho, se encontraron con un clima mal sano, y sin alimentos, estos hombres se vieron en precarias condiciones, por otra parte los Españoles no se la hicieron fácil, totalmente indignados protestaron, considerando dicho acto como rompimiento de la alianza entre las dos naciones. Motivo por el cual los gobernadores de Panamá y de Cartagena adoptaron medios para alistar tropas y expulsar a los intrusos por medio de las armas.

Así con epidemias, incendios, naufragios, derrota ruina y muerte termino el intento de colonizar el Darién, costándole a Escocia cerca de 2000 vidas y un desembolso de 40.000 libras. No faltaron los que creyeron que la desgracia que paso este país, fueron por motivos de castigo divino.

Con mejor suerte corrieron los ingleses, que se establecieron a lo largo de la costa Atlántica de Nicaragua y Honduras, en la llamada región Mosquitia, habitada por una población semisalvaje (mezcla entre indígenas y los negros o cimarrones), supieron entrarle a esta población que odiaban profundamente a los españoles, aceptaron voluntariamente la protección que Inglaterra, desde un principio intentó ejercer en este territorio. Esta conquista desencadenó varios conflictos con España, que exigían el retiro de Inglaterra en la dominación de sus tierras, luego de varios intentos sobre diversos tratados, finalmente en 1817, el mismo parlamento, por estatuto público reconoció que la colonia inglesa de Belice, Mosquita y otras partes de Nicaragua no estaban dentro del territorio y dominio de la corona Británica. Pero no duraría mucho la postura de Inglaterra, porque más adelante en el siglo XIX después de la emancipación de las colonias españolas, olvidaría por completo estos solemnes compromisos.

Otra crisis surgiría para nuestra República, al presentarse la desintegración de la Gran Colombia, la Nueva Granada sintió su debilidad para defender el istmo de Panamá contra los posibles hostigamientos por parte de las potencias extranjeras. Así que planeo en buscar refugio en alguna de ellas, pero su decisión se dificultaba al verse en la encrucijada al decidir entre Estados Unidos o algún país Europeo. Respecto a esto, se presentaron dos tesis: si existía un acercamiento con el viejo continente temían a las represalias de Estados unidos y viceversa. La opinión pública se inclino por la idea de inclinarse a favor de Europa, en 1841 se firmo un acta relativa a la protección británica al istmo de Panamá, con la participación de Mariano Ospina, encargado de Negocios Exteriores y Mr. Pitt Adams. El gobierno colombiano llego al extremo de pedir la intervención de aquella nación en la revuelta que azotaba a Colombia en aquella época, lo que provoco una molestia para los Estados Unidos, al creer que esta intromisión violaba por completo la Doctrina de Monroe. Aunque esta propuesta no estaba del todo confirmada por el gobierno, ya que algunos dudaban de dicho heroísmo por parte de Inglaterra, en especial por su actitud agresiva en varias partes de América, estrictamente sobre la costa de Mosquitia, donde intentaba dominar una de las rutas de comunicación marítima.

Además al existir una buena relación entre Estados Unidos y Colombia, éste decidió apostarle a este país, firmando el 12 de diciembre de 1846 en Bogotá, un tratado por el cual Colombia llamada entonces Nueva Granada colocó el istmo de Panamá bajo la protección de los Estados Unidos. Tratada suscrito por Manuel María Mallarino como ministro de relaciones Exteriores y Benjamín Bidlack. En su cláusula 35 estipula lo siguiente: “El Gobierno de la Nueva Granada garantiza el Gobierno de los Estados Unidos que el derecho de vía o tránsito a través del istmo de Panamá, por cualesquiera medios de comunicación que ahora existan o no en lo sucesivo puedan abrirse, estará franco y expedito para los ciudadanos y Gobierno de los Estados Unidos… Para seguridad del goce tranquilo y constante de estas ventajas, y en especial compensación de ellas y de los favorables adquiridos según los artículos 4,5 y 6 de este Tratado, los Estados Unidos garantizan positiva y eficazmente a la Nueva Granada, por la presente estipulación, la perfecta neutralidad del ya mencionado istmo con la mira de que en ningún tiempo, existiendo este Tratado, sea interrumpido ni embarazado el libre tránsito de uno a otro mar; y por consiguiente, garantizan de la misma manera los derechos de soberanía y propiedad que la Nueva Granada tiene y posee sobre dicho territorio[5]”.

La aprobación de ese Tratado, impartida en 1848, coincidía con el descubrimiento del oro en California, por lo que desde ese entonces Estados Unidos se vio beneficiado al gozar de las ventajas que le traían el libre tránsito por el istmo. Al hacer efectivos estos derechos, también debieron cumplir con la obligación de protección, varios han sido los ejemplos de éste intervencionismo, la primera vez con el motivo del trágico incidente conocido con el nombre de “la tajada de sandía[6]”, así mismo con lo sucedido en 1885, donde tropas revolucionarias compuestas en su mayoría de extranjeros perniciosos y comandadas por Pedro Prestán, cartagenero, que se apodero de Colón cometiendo infinidad de atropellos, como el confiscar un barco americano y encarcelar al cónsul y a otros ciudadanos de Estados Unidos, a quienes intentaba fusilar. Tropas del gobierno colombiano en su defensa, atacaron a los rebelde, quienes al verse perdidos decidieron prender fuego a la ciudad. Razón por la cual, el Gobierno Colombiano. Desembarcaron fuerzas militares de los Estados Unidos cooperando a las tropas nacionales a restablecer el orden y dar socorro a las víctimas de la catástrofe, finalmente vuelve a participar con las acciones revolucionarias también al mando del General Rafael Aizpuru, se toma a Panamá aprovechando de su delicado estado, desde luego estados Unido desplegaría su acción heroica, a levantar las barricadas creadas por los revolucionarios y ocupando los puntos más estratégicos de la ciudad. Hasta la vigencia del tratado de 1846 hasta 1902las fuerzas americanas siguieron colaborando y en todas estas ocasiones el desembarco de sus fuerzas se realizo siempre a petición del gobierno colombiano, con su respectiva autorización. Este servicio no fue nunca gratuito, se debe recordar que recibían a cambio las concesiones y privilegios que dicho pacto amparaba a su favor.

Más adelante en 1869 el Presidente Grant inició una política exclusivista con respecto a la comunicación interoceánica al hablar de la necesidad de abrir un canal americano, a favor de su país. Idea no del todo descabellada por parte de Colombia, aunque era consciente del obstáculo que éste representaba para la realización del canal interoceánico.

Antes de que este proyecto en efecto se hiciera realidad, es importante aludir que un paso importante se realizo para determinar de alguna manera el terreno, que demostrará que ciertamente esta idea no era del todo un sueño. Es sin duda la creación del ferrocarril de Panamá (primera vía férrea transcontinental), factor influyente. Remontando su aspecto histórico, se presento por la época de declive a se vio durante el siglo XVIII que vivía Colombia en esa época, algunos autores analizan que esta crisis se debió por razones de seguridad, pues era fácilmente asaltada por expediciones piráticas, además porque en cuanto al comercio de los galeones España y sus colonias del pacífico, preferían la ruta del Cabo de Hornos, lo que determino la ruina de Portibelo y la decadencia de varias poblaciones del istmo. Se reconocía de igual forma, la carencia de una fácil vía de comunicación entre los dos océanos era un serio obstáculo para fomentar el desarrollo el desarrollo comercial en la escala a que tenía derecho de aspirar región con tal privilegiada situación geográfica.

Convencido el gobierno colombiano de tal necesidad, a la que por su escases de recursos no podía hacer frente, invitó a las más poderosas naciones del mundo a acometer esta obra de innegables beneficios para el comercio internacional. Entró en negociaciones con un grupo de americanos encabezados por William Aspinwall, originando un contrato en 1848 y ratificado en Bogotá luego de dos años. Por este contrato se le concedía a la Compañía, durante el término de cuarenta y nueve (49) años, el privilegio exclusivo de establecer un ferrocarril a través del istmo de Panamá, reservándose el gobierno el derecho de redimirlo a los veinte (20) años por la suma de cinco millones de dólares, y por cuatro y dos millones del final de las dos siguientes décadas. Contrato que gozaba de las más generosas concesiones brindadas por Colombia, en el cual la República otorgaba los terrenos necesarios para el establecimiento de la línea férrea y de los puertos marítimos. El Gobierno a cambio, recibía por toda compensación el tres porciento (3%) de los beneficios netos de la empresa, contrato que lamentablemente se mostro desde el inicio desventajosa para Colombia. El descubrimiento del oro en California, volvía a coincidir con la firma del contrato, vino a mostrar la urgencia de construir el ferrocarril en el menor tiempo posible, pues se preveía la enorme afluencia de gentes que cruzarían el istmo en busca del codiciado mineral.

La construcción de este ferrocarril debió atravesar por una lucha titánica contra grande obstáculos, en especial por el difícil clima del trópico que corría a los trabajadores, a tal punto de que la compañía de vio a la necesidad de contratar chinos, en la creencia de que ellos podrían soportar mejor el complejo clima. Pero éstos al poco tiempo empezaron a enfermar y afectarse de tristeza con tendencias al suicidio.” a pesar de todas estas y otras dificultades, en 1855, antes de vencerse el plazo estipulado, se colocó el último riel. Se ha ponderado el costo de vidas humanas diciendo que se llevo una por cada traviesa de la línea. En dinero efectivo ascendió a siete millones de dólares[7]”. Causando una inmensa alegría y orgullo en los colombianos, inmediatamente Panamá había salido de su letargo temporal convirtiéndose curiosamente en una especia de Babilonia en donde el dinero se derrochaba rápidamente; pues el istmo había adquirido protagonismo internacional.

Llegaría lamentablemente, de la mano, los malos tiempos para la compañía, que había asumido por una parte responsabilidades que no le favorecieron, en 1867 al renovar de nuevo el contrato, se estipuló que el privilegio ahora duraría noventa y nueve(99) años, se pago al gobierno un millón de dólares, y se convino darle una renta anual de $250.000;así mismo se obligó a transportar gratuitamente las tropas, armamentos y mercaderías del gobierno. Lo que produjo una disminución en las acciones en la bolsa de Nueva York, que bajaron de 300 a 80. Por otros eventos como la no realización del convenio propuesto por la Pacífic Steam Navigation, ocasionando una disminución considerable en los proventos del ferrocarril. Terminando en la venta a Francia por esta compañía, por un precio de diez y ocho millones, debido al proyecto que tenían por la necesidad de excavar el canal, porque la ruta seleccionada para éste correría paralela a la línea férrea. Francia debió asumir las obligaciones anteriores contraídas con el gobierno colombiano.

El interés de Estados Unidos fue tal, que en 1870 con la participación del señor Stephen Hulburt, tenía instrucciones de llevar a cabo las negociaciones referentes al canal, donde se encargaron de su construcción. El canal estaría abierto, en términos de absoluta igualdad, a todas las naciones que estuvieran en paz con las partes contratantes, comprometiéndose los Estados Unidos a defenderlo contra invasiones o ataques extranjeros. Este tratado fue aprobado por el congreso colombiano por la ley 97 de julio de dicho año, aunque por parte de Estados Unidos dichas enmiendas no fueron del agrado de los americanos, que finalmente se rehusó presentarlo a consideración del senado.

Sin embargo el congreso más adelante, expediría la ley 28 de 1878 en el cual el gobierno concedía durante noventa y nueve años (99) el privilegio exclusivo de construir un canal interoceánico a través del territorio colombiano, garantizando verdaderos privilegios, se cedían gratuitamente a los concesionarios todas las tierras necesarias y se les adjudicaban de la misma forma, a su elección 500.000 hectáreas baldías. Por esta compensación y concesiones otorgadas por este contrato, el gobierno tendría una participación del cinco por ciento sobre el producido bruto de la empresa y se aumentaría en un uno por ciento cada treinta años de duración del privilegio. La compañía empresaria interesada fue promovida por el señor Lucien Napoleón Bonaparte Wyse, con quien se celebro dicho contrato, Lucien, francés de la comisión exploradora del Istmo y quien por dos años se había dedicado al estudio de las rutas.

Llevar a feliz término éste contrato, los concesionario recurrieron a la ayuda del Conde Fernando Lesseps, “quien se hallaba entonces en el zenit de su gloria como constructor del Canal de Suez. Por su avasallador prestigio y excepcional experiencia era, pues, el Conde de Lesseps, el llamado a organizar, dirigir y llevar a cabo el canal del Nuevo Mundo[8]”; quien se dedicó desde un principio por la ruta de Panamá. Sus puntos de vista que se debatieron en París, en el Congreso Internacional Científico fueron aceptados por una abrumadora mayoría, contra la oposición de todos los delegados americanos e ingleses. El costo de la obra fue calculado por 168 millones de dólares.

La concesión se transfirió a la Compagnie Universelle du Canal Inter-ceanique de Panamá, ó más conocida con el nombre de Compañía francesa del Canal. Todos tenían tantas expectativas, que la comisión que arribo a estas tierras fue acogida con gran alegría, al llegar, tras un tiempo de fuerte estudio, la inspección que había hecho de la línea lo llevó a la conclusión de que el canal podía construirse en ocho años y con un costo de 131 millones. Bajo el comentario del Conde Lesseps, felizmente decía: “El canal de panamá, será más fácil de comenzar, de terminar y de mantener que el Canal de Suez”. Como raro, un sentimiento adverso al proyecto francés había surgido en los altos círculos oficiales y comerciales de los estados Unidos. Aunque la doctrina Monroe, según obvia interpretación, no tenía aplicación en una empresa privada, universal en su carácter y por ende neutral, los estados Unidos consideraron el punto como serio problema internacional, por la intromisión de Francia en los asunto de América.

Al respecto Francia se defendió y le aseguró a los estados Unidos que aunque miraba con simpatía las concepciones de sus compatriotas, no tenía interés en aquella empresa y que no intentaba intervenir en ella en ninguna forma, ni darle ningún apoyo directo o indirecto. Aunque esta decisión radical no duraría mucho, porque el parlamento francés dictó una ley de apoyo financiero a la Compañía del Canal, lo que inmediatamente el congreso de los Estados Unidos manifestó a través de una resolución su desagrado e inquietud de la intervención de cualquier gobierno europeo en la construcción de un canal por la garganta ístmica de América, considerando tal intervención como perjudicial a los intereses de los Estados Unidos y como amenaza a su bienestar. Tal radical posición por parte de Estados Unidos, que sin desmedir en reparos trataron de construir otro canal por la tura del lago de Nicaragua que había sido considerada por la comisión, como la más factible de todas las rutas interoceánicas.

En 1882 se dio comienzo efectivo a los trabajos de la construcción del Canal, y paradójicamente seria el inicio de las diversas causas que conspiraron el estruendoso fracaso de la Compañía. Sin duda uno de los principales factores, fue el motor de la corrupción que aumentaba considerablemente a la sed de sus colaboradores, se le suman los errores técnicos, el despilfarro y la imposibilidad para luchar contra las epidemias del Istmo. Mientras tanto, los trabajos se habían desorganizado. A pesar de las halagadoras condiciones de los bonos, el pueblo solo suscribió porque a raíz de todas las anteriores causas, perdían poco a poco en la fe del buen éxito de la empresa. Este fracaso fue el augurio de la bancarrota de la Compañía, a pesar de todos los esfuerzos por allegar recursos que fueron inútiles. A fines de 1888 se suspendieron los trabajos y pagos,, cayendo luego en manos de un liquidador. Tan elevado fue la corrupción moral que existió en Francia y que amenazo con acabar las bases mismas de la República. Inmediatamente se llevo a cabo investigaciones judiciales sobre las actuaciones de la junta directiva y otras personas que tenían conexión con la empresa. Las más grave de las acusaciones recaía sobre numerosos parlamentarios a quienes se sindicaban de haber sido sobornados para que aprobarán la ley sobre la emisión de bonos de lotería, el causante de esta gran crisis lo acuñan al Barón Jacques Reinach. Sólo quedo a reducir el pensamiento de que la política es un negocio sucio y siempre será así, y que “la política cuesta dinero; que el dinero se toma de donde se puede; que todos los grupos parlamentarios están respaldados por sus propios amigos financieros[9]”.

Finalmente quien más sufrió con toda esta oleada, fue Colombia, que perdió la esperanza de haber sido la Nación soberana del Canal, descartando la hipótesis de que los Estados Unidos, a imitación de Inglaterra en relación con el Canal de Suez, se hubiesen se apoderado del de panamá una vez que los franceses hubiesen terminado.

Colombia demostró una vez más su bondad o ingenuidad al mundo, al confiar ciegamente en Francia, al conceder una prorroga de diez años más desde 1984 en adelante. Dicho contrato debía estar constituido por otra compañía que se encargara de terminar la obra y de devolución Colombia recibió la suma de diez millones de francos al contado y cinco millones en 10.000 acciones beneficiadas. Paso el tiempo (aproximadamente seis años) y la nueva Compañía no mostró su capacidad para completar la obra en el tiempo estipulado; se decidió en 1910 adelantar otra prorroga de otros años, el encargado de dicha diligencia sería el doctor Nicolás Esguerra que recibió en Bogotá un pago de un millón de dólares, pero como el país se encontraba en la época de su revolución, ésta prórroga fue concedida por medio de un decreto legislativo, y no por el congreso, que se adelantaría más tarde como causal de nulidad, este seceso se vio mal visto por parte del pueblo Francés que quiso aprovecharse de la situación de presentaba el país tras ese momento.

No fue posible restaurar la confianza pública, a pesar de q la Compañía mostro en esta oportunidad un trabajo con orden, economía y con perfectos estudios técnicos, además los accionistas ya no eran los millares de gentes bajas sacrificadas por sus administradores sino principalmente por sus especuladores que se aprovecharon del desastre comprando las acciones por el cuatro y cinco por ciento de su valor nominal, quedando en la posibilidad de vender su concesión y propiedades al gobierno americano, la única entidad capacitada para llevar a cabo la obra.

Por consecuencia, en los Estados Unidos había crecido el interés en la comunicación interoceánica, no sólo para fines puramente comerciales sino principalmente como una necesidad militar y estratégica. El presidente McKinley conociendo al pueblo, en su mensaje de diciembre de 1898, motivo al congreso a que expidiera una ley para proceder a la construcción de un canal interoceánico, por razones de urgencia para la nación, dicho mensaje tuvo una acogida positiva en el congreso. De todas las alternativas en la búsqueda de nueva rutas, Estados Unidos solo se encontró de nuevo en las más factibles, Panamá y Nicaragua, la opinión pública no cambio de posición en apoyar siempre a Nicaragua, porque consideraban a la primara como un imposible y más ante todas las desventuras (epidemias, bancarrotas y escándalos) que sufrieron lo que buscaron el tan anhelado proyecto en sus manos.

Un obstáculo, sin embargo, se interponía para la realización del deseo americano: El tratado Clayton-Bulwer. Aunque algunos consideraban (ingleses y americanos) que el tratado había caducado, pero no pensó igualmente el presidente estadounidense que decidió autorizar a su secretario de Estado, Jhon Hay, para que entablara negociaciones con Lord Pauncefote (embajador británico) pero fue en vano, porque a la final no llegaron a ningún acuerdo entre las parte. Paralelamente en el congreso americano, se debatía sobre qué rumbo tomar a la realización del Canal, se lidiaban entre los senadores, Hepburn (apoyaba a Nicaragua) y Morgan (Panamá). Colombia interesada como siempre en la apertura de un canal por su territorio y habiendo perdido la esperanza de la Compañía Francesa llevara a cabo la grande obra, decidió enviar un plenipotenciario Carlos Martínez Silva, para que lograra por todos los medios convencer a la opinión pública que Panamá era su mejor opción. Mas las esperanzas no estaban perdidas, ellas fueron revividas con el informe de la Comisión ístmica, publicado entonces, que consideró la ruta de Panamá con más barata, más corta y de menos curvas y esclusas. No obstante estas ventajas, la Comisión, presionada, a lo que parece, por los partidos de la otra ruta, declaró como contrapeso a ellas, que existiendo una concesión a la Compañía francesa de Panamá que prohíbe ser traspasada a un gobierno extranjero, debía optarse por la ruta de Nicaragua. Se partía del supuesto de que era imposible entenderse con Colombia y con la Compañía concesionaria.

De nuevo Colombia estaba dispuesta a satisfacer las aspiraciones de los Estados Unidos y de que la Compañía de esta forma se vería obligada a vender su concesión, pero el Presidente de la Compañía francesa declaró que ésta consentiría en traspasar su privilegio al gobierno americano si el Colombia le daba la necesaria autorización, arbitrariamente había fijado el precio del privilegio y propiedades en 40 millones y sin ni siquiera discutir la propuesta, declaró que no habiéndose llegado a un acuerdo con la Compañía, debía optarse por la ruta de Nicaragua. Al tiempo el gobierno estadounidense se liberaba, aclarando su situación con Inglaterra; el tratado anterior quedó sustituido por él Hay-Pauncefote, firmado el 18 de noviembre de 1901, significa que Inglaterra cedía ante la presión de los Estados Unidos, que se hallaban poseídos de un afán incontenible de construir un canal bajo su autoridad y dominio, sumándole su posesión de prestigio respecto a la crisis europeo que por ese entonces vivía el país londinense.

En el tratado se convino que el canal podía ser construido bajo la sola autoridad de los Estados Unidos, dándoles el derecho de proveer a su reglamentación y manejo. Simultáneamente se firmaba en Nicaragua un protocolo por el cual se les cedía a los Estados Unidos el derecho de construir un canal por ese territorio. La ruta de Panamá estaba de nuevo amenazada por las siguientes razones: primero, porque el representante Hepburn presentó otro proyecto de ley por el cual se ordenaba la construcción de una canal por Nicaragua; segundo, la decisión de la Comisión Ístmica contra la ruta de Panamá por razón de precio, había causado en París un verdadero pánico entre los accionistas, difícil situación que termino por la destitución del presidente de la Compañía.

La salvación de alguna manera pareció, cuando el nuevo presidente de la Compañía se apresuró a ofrecer telegráficamente por 40 millones el traspaso de la concesión, habiendo quedado casi igualados los presupuestos de las dos rutas, optaron por la de Panamá. El diplomático Matinez Silva que por desacuerdos con el gobierno colombiano, solicito sus letras de retiro, antes de hacerlo, con la clara visión estadista y con su buena labor en su función que lo caracterizaba, pronostico el desarrollo de los acontecimientos que giraban en torno del asunto que se le había confiado. Señalo que el peligro que al no llegarse a un acuerdo sobre la apretura del cana, se presentaría a Colombia de que los Estados Unidos “fomentaran las impaciencias y descontento de Panamá, promoviendo allí un movimiento separatista[10]”.

El proyecto de Hepburn, con el informe favorable de la Comisión, empezaba a discutirse en el senado americano. Sin una oferta de Colombia era probable que obtuviera la mayoría de votos quedando descartada la ruta de Panamá. Ante esta situación el nuevo ministro de Colombia, sin tener instrucciones que vinieran directamente de Bogotá, debía dar una negativa rotunda, o señalar las condiciones en que Colombia aceptaba entrar en negociaciones, acepto la segunda opción, presentando un memorándum de bases para la celebración de un tratado sobre la apertura de un Canal pos Panamá mediante el traspase al gobierno americano de los derechos de la compañía francesa. Decisión favorable, porque entorpeció rápidamente la negociación con Nicaragua.

Otro suceso que vendría favoreciendo a Colombia, está ligada con los fenómenos naturales que se presentaron, como el terremoto de Guatemala y la erupción del Monte Pelee, donde se afirmaba que sucedieron movimientos sísmicos de Nicaragua, todo lo anterior inclino la balanza a favor de Panamá. En cuanto a la compra de la Compañía francés, surgió una enmienda en la que accedían a comprarla por los 40 millones establecidos, siempre y cuando, ésta pudiera presentar un título legal de sus derechos (ley Spooner, aprobada por amabas cámara), en cuanto al territorio de Colombia, Estados Unidos exigía, “el perpetuo dominio de una faja de la tierra, de mar a mar no menor de seis millas de ancho[11]”, en caso de que no se llegara a un acuerdo, se autorizaba la presidente americano para construir el canal, por la ruta de Panamá. Para aquellos congresistas americanos que no creían que dicha ley se hiciera efectiva, al creer que no se cumpliría con lo propuesto, supieron equivocarse, ya que el Procurador general de los Estados Unidos se trasladó a París en donde la Compañía francesa logró demostrar satisfactoriamente la validez legal de sus títulos. En cuanto a Colombia dicha ley, seria analizado con más cautela.

Se origino por consiguiente, el tratado que vino a conocerse con el nombre de Hay-Herrán en donde se discutieron los siguientes puntos principales, entre ellos:

Colombia autorizaba a la Compañía francés para traspasar al gobierno americano sus privilegios y propiedades, incluyendo el ferrocarril de Panamá, pero exceptuando las tierras baldías situadas fuera de la zona del canal, las cuales volverían a poder de Colombia. Se fundaba el doctor Concha para hacer esta excepción en que era difícil que los Estados Unidos, a pesar de las prohibiciones en contrario, no ejercieran de hecho en esa enorme extensión de tierras actos de soberanía, originando con ello querellas y conflictos en que Colombia por supuesto oba a llevar la peor parte. Además, las leyes colombianas prohibían la adjudicación de tierras a gobiernos extranjeros. Los Estados Unidos convinieron en la devolución de esos baldíos, menos los que estaban situados en Panamá, Colón o en los puertos externos del canal. Indignados los americanos, consideraban que con ello había excedido los límites de la liberalidad y así no accedió a devolver las propiedades en Panamá y Colón.

La actitud que tomó Estados Unidos desde el comienzo, era de aprovechamiento a sus intereses sin importar si quiera si pasaban por encima de la ingenuidad y nobleza de Colombia. Se demostró claramente en sus intenciones, al poder librar a la Compañía del pago que Colombia pretendía exigirle a cambio de su autorización para el traspaso, y hacer desaparecer el obstáculo que pudiera presentarse después de concluido el pacto en discusión si no llegaban a un acuerdo las partes interesadas.

Aun así, Colombia fue muy generosa porque se les concedía a los Estados Unidos una zona de terreno a lo largo del canal, de cinco kilómetros de ancho a cada lado, concesión que duraría por el término de cien años renovables a la opción de los Estados Unidos por períodos de igual duración. De acuerdo con la ley Spooner, los Estados Unidos pretendieron incluir la expresión de “perpetuidad”, lo cual estaba en contra con las normas de las Constitución colombiana, que manifiesta la prohibición de la enajenación de territorio a gobiernos extranjeros. La tesis de Colombia que en la práctica equivalía a la cesión perpetua, fue aceptada en el tratado.

En materia judicial se convino en el tratado la propuesta de los Estados Unidos, la creación de tres clases de tribunales con diferente jurisdicción: colombianos, americanos y mixtos. Los tribunales mixtos tendrían exclusiva jurisdicción en todas en todas las controversias que se presentaran entre ciudadanos de los dos países, o entre ciudadanos o súbditos de las otras nacionalidades.

Con todo lo expuesto, los estados Unidos pretendían tener autoridad y libertad completas para la conservación del orden en la zona del canal. El tratado pactó que Colombia se comprometía hacer uso de la fuerza necesaria para tal objeto, pero en caso de no poder atender debidamente a este compromiso, el gobierno americano, a solicitud del de Colombia, haría uso de las fuerzas necesaria, las cuales deberían retirarse tan pronto como cesara la necesidad.

Al tema de la cláusula concerniente a las compensaciones o indemnizaciones a Colombia fue una de las más debatidas y la última que se logró acordar. Por su parte el propósito de los Estados Unidos fue el pagar la suma determinada en una sola vez, y se rehusaba radicalmente a toda proposición sobre el pago de anualidades. La otra parte, Colombia, solicitaba el pago de los siete millones de dólares y una cantidad anual, a contar desde el décimo cuarto año del canje de ratificaciones, si sucedían discrepancias, la anualidad la fijaría un tribunal de arbitradores. El Estado Americano por representación de Hay aceptaron la propuesta y convinieron firmar el acuerdo, pero no duro mucho tiempo su posición (no es de sorprender), pues solo debieron pasar tres meses para cambiar de opinión y en vez de arbitraje, propuso dos opciones: siete millones como pago inicial y una anualidad de $100.000 ó el pago de ocho millones y una renta anual de $10.000. Respuesta que el Doctor Concha no pudo pronunciar, porque no tenía la autorización del gobierno colombiano.

Al tiempo de las discusiones, ocurrió un incidente que interrumpió por un tiempo las negociaciones que se llevaban a cabo. La revolución Colombiana que ya se calmaba en todo el país, todavía seguía afectando fuertemente al istmo. Con la amenaza de mantener son interrupción el tránsito interoceánico, tropas americanas, al mando del almirante Casey, desembarcaron en Panamá. Violando o desconociendo las prerrogativas de las autoridades colombianas respecto al tratado de 1846, cometiendo toda clase de atropellos a la dignidad y soberanía de Colombia en esa región. Detuvieron en su marcha y desarmaron a los soldados del gobierno colombiano; sumándole que impidieron además que elementos de guerra siguiesen a su destino, y prohibieron a la Compañía del ferrocarril que transportara las tropas del gobierno.

El doctor Concha sorprendido y lleno de cólera suspendió abruptamente las negociaciones que se venían adelantando. Curiosamente la reacción del gobierno colombiano fue otra, porque no aprobó la actitud de su diplomático, en especial porque ocasiono indignidad para los americanos que solicitaban de inmediato su destitución ante el “error” de no creer en la ayuda “heroica” que brindaba con generosidad desde hace mucho tiempo éste país. La ira del doctor Concha ante esta actitud de su gobierno por su puesto lo hizo estallar con la renuncia de su cargo, respuesta coherente de un ejemplar compatriota que participo que no se atropellara la soberanía de su pueblo.

Dependiendo por completo del refugio americano, Colombia le solicitó a los Estados Unidos terminar la guerra civil que lo venia azotando desde 1899y que mientras durara, haría imposible convocar al congreso americano que debía estudiar las negociaciones sobre el canal que se adelantaba en Washington. “la amistosa mediación americana dio por resultado que a bordo del acorazado Wisconsin, surto en Panamá y comandado por el citado almirante Casey, se celebraba en noviembre de 1902, entre los delegados del General Nicolás Perdomo, jefe de las gobiernistas, el tratado de paz que puso punto final a la era de las revoluciones que frecuentemente azotaban a Colombia[12]”.

El doctor Concha fue destituido de su cargo, y a su remplazo llego el señor Tomas Herrán, a quien se le autorizo para firmar el tratado que el secretario de estado enviaba un ultimato. Los Estados Unidos siguieron en su posición de ofrecer como máximo una anualidad de 100.000 dólares. Pera al final, las intenciones pecuniarias de Colombia no eran exageradas al contrario, escasamente equivalían a resarcirla de las pérdidas sufridas; lo que si hizo Colombia fue ceder a un cierto número de sacrificios: concedida al gobierno americano una zona para el canal 25 veces mayor de la que se había señalado a la Compañía Francesa, renunciando a la expectativa de ser dueña de la obra en noventa y nueve años; se abstenía de pedir el porcentaje de las ganancias de la empresa y fuera de eso se obliga a suprimir toda clase de impuestos o contribuciones. Mas sin embargo, por todos los beneficios recibidos Estados Unidos se limitaba a ofrecer como máximum una suma total, que distribuida en cien años no alcanzaba a representar en Colombia, lo que recibía con la sola renta del ferrocarril de el Canal de Panamá.

Colombia en una propuesta franca, honrada y equitativa, solicitaba en la demanda recibir una anualidad de $ 600.000 dólares, a lo que los americanos les pareció un precio exorbitante, aunque francamente era apenas satisfactoria para el pueblo Colombiano. Ante esta solicitud los Estados Unidos le enviaron entonces al diplomático Colombiano un ultimátum elevando la anualidad solamente a 250.000 dólares, lo que generosamente Colombia acepto y a través del señor Herrán firmó el tratado el 22 de enero de 1903.

El tratado mencionado “Hay- Herrán”, fue prontamente aprobado por el senado americano sin enmiendas y casi por unanimidad. Lo que muestra claramente, la imposición de la voluntad de los Estados Unidos sin siquiera indemnizar debidamente a Colombia. El presidente Marroquín se encontraba en una situación un poco incomoda y sarcásticamente asumió la pusilánime actitud de “lavarse las manos como el pretor romano[13]”, lo que hizo fue no firmar el tratado y más bien ponerlo a consideración del congreso, dejando recaer sobre éste toda responsabilidad. Algunos manifestaron su temor de que los Estados Unidos tarde o temprano se apoderaran de panamá con la justificada excusa que el gobierno Colombiano había procedido de mala fe, fuera de eso el pueblo americano, culpo a Marroquín del fracaso del tratado.

A pesar de todo, el gobierno Colombiano se mostraba dispuesto a reanudar las negociaciones; y en cuanto al gobierno de Marroquín ya le quedaban muy pocos días y estaba asegurada prácticamente la elección del General Rafael Reyes, amigo de los Estados Unidos y decido partidario del tratado. La convicción que tenia Colombia era proporcional al temor, que Estados Unidos se decidiera por la construcción del canal de Nicaragua. Reacción no del todo satisfacía al presidente Roosevelt, que evidentemente prefería que Colombia rechazara de plano el convenio a que lo aprobara con enmiendas; ya que entonces el rechazo del tratado daría motivo para coger la idea por Mr. Shelby M. Cullon, de expropiar la zona del canal por motivos de utilidad universal, avaluando a su capricho la compensación que correspondiera a Colombia.

Efectivamente eso sucedió, Colombia rechazo el tratado y causo en los Estado Unidos un sentimiento de sorpresa, llegando al punto de lanzar expresiones amenazantes contra Colombia con motivo de esa negativa que por supuesto, retardaría la construcción de una obra que Roosevelt anhelaba iniciar durante su heredada administración, ganando prestigio político para su próxima campaña. Rápidamente salió a flote el rechazo de Panamá hacia Colombia, pues era partidaria del tratado, surgiendo por parte de Panamá amenazas, hasta el punto de separar el Istmo de Colombia.

La traición de Panamá hacia Colombia empezó a hacerse efectiva rápidamente; un grupo de panameños con la cooperación de varios especuladores extranjeros, “principiaron a fraguar planes secretos para la secesión; el primer esfuerzo de ellos su asesorarse si podían contar con la ayuda del gobierno americano, todo lo anterior era con la intención de un inmediato reconocimiento de la creación de la nueva Republica, bajo la condición de darle a los Estado Unidos el ansiado derecho para el canal[14]”. Estados Unidos ante este ofrecimiento no lo descarto por completo, asegurándoles que el gobierno americano les daría a los conspiradores el necesario apoyo militar y financiero, pero Mr. Cromwell, por motivos ignorados decidió repentinamente traicionar a estos conspiradores.

Apareció en el panorama Buneau Varilla, quien sería un factor importante para el camino en el que se encontraría Colombia. Buneau Varilla apoyaba por completo, la idea del señor Amador de separarse definitivamente de Colombia, éste fue el hombre que trato de manejar diplomáticamente la idea al señor Roosevelt quien no creyó del todo descabellada la idea de motivar la revolución para Panamá, así que sin pensarlo ofreció la protección a los separatistas panameños por medio de las fuerzas navales de los Estado Unidos, el presidente (Roosevelt) se inclino a esta solución porque era preferible un hecho cumplido irrevocable dejando a éste el derecho de discutir en vano. “si una revolución fuera a crear nuevas condiciones favorables para la adquisición de la zona del canal para los Estados Unidos, el presidente Roosevelt se aprovecharía inmediatamente de esa oportunidad[15]”.

Buneau bajo sus intereses le exigió a Panamá a cambio, ser nombrado ministro plenipotenciario de la nueva republica.

Efectivamente ocurrió el suceso que tomo por sorpresa a Colombia, tras una medida del gobierno Colombiano por asegurar a Panamá de alguna revuelta o levantamiento, cosa que por el momento no había sucedido pero que el país decidió asegurarse, envió al cañonero “Cartagena” y el mando de los generales Juan Tovar y Ramón Amaya, un batallón de 500 soldados destinados a reforzar la guarnición acantona en panamá bajo las órdenes del general Esteban Huertas ; aunque ese día reinaba la paz no lo sintió así mismo las fuerzas americanas, que por medio del comandante del Nashville, se ordeno no permitir el desembarco de tropas en el Istmo. Por otra parte la compañía del ferrocarril, comprometía al complot, prestó entonces su decisiva cooperación reusando transportar las tropas Colombianas a panamá. Los generales Tobar y Amaya decidieron ir solos a tomar el mando de las tropas de panamá.

El complot se fue originando y eso lo demostró el gobernador Obaldía, quien se hizo el de la vista gorda, ante todo lo acontecido. La inesperado llegada de las tropas Colombianas a colon y los preparativos para el envió de más fuerzas, obligaban a los separatistas a anticipar a el movimiento rebelión.

Finalmente la ciudad estallo en motines callejeros, se bajó la bandera de Colombia, y un oficial que lucía el uniforme del ejército americano izo la de la nueva republica. Al día siguiente se firmo el acta de la independencia y se constituyo una junta provisional de gobierno. Tristemente a su vez, oradores frenéticos pronunciaban discursos llenos de recriminaciones y de insultos contra Colombia y defendiendo la heroica posición de los Estados Unidos al apoyarlos. La junta provisional envió emisarios a las demás provincias del Istmo para hacer conocer en ellas la inesperada noticia de la independencia. Siguieron avanzando una serie de hechos violentos para sacar a las tropas colombianas de aquella región, efectivamente el Coronel Torres tuvo la oportunidad de haber salvado el honor de la patria ultrajada “subrayando con su sangre el desarmado atropello, pero su actitud fue todo lo contrario y decidió dar vuelta a las tropas de donde habían arrancado.

Cuarenta y ocho horas después, como lo había prometido Buneau Varilla, los Estados Unidos reconocían, por vía de su cónsul en Panamá, la independencia de Istmo. Por otra parte Estados Unidos recomienda muy encarecidamente a los gobiernos de Colombia y Panamá el pacífico arreglo de todas las cuestiones entre ellos. Colombia ante lo acontecido, sufrió de una terrible indignación, al sentir la traición de su propio pueblo de esa manera tan cobarde, ante ello actuó de inmediato el General Reyes, y Panamá temía por su llegada, en especial por se creía que su magnetismo personal y el gran prestigio político y militar que gozaba en el Istmo, influyera para deshacer la obra de su separación, pero fracaso en su intento de llegar a un acuerdo amistoso con la Junta, para que retrocedieran en su marcha a la separación.

Colombia no podía hacer nada para recuperar de nuevo Panamá, en parte porque existía comunicación terrestre y la única forma de hacerlo era utilizando las fuerzas navales, que a decir verdad Colombia no carecía, y de tenerlos eran unos anticuado cañoneros que por una parte no podían vencer a las fuerzas de la naturales y además no tenían comparación con las fuerzas americanas. A lo único que se recurrió tristemente fue a llamamiento de protesta dirigido a los Estados Unidos que al fin de cuentas poco le importo, actuación que queda reducido a la siguiente frase: “Colombia olvido en aquellos solemnes momentos, cuando los ojos del mundo estaban fijos sobre ella, que el sol de la gloria besa también la frente abatida de los vencidos, destella en las espadas rotas e ilumina las lápidas de las tumbas[16]”.

Mientras que Estados Unidos quedaba para Panamá como la madre de las naciones americanas, extendiendo sus alas protectoras sobre ella. Quedando en esta posición, era de suponerse que inmediatamente el pueblo americano actuaria a su favor, con la confirmación del tratado, que lo vendría a firmar el Señor Buneau Varilla, quien usurpó por mano derecha el puesto de plenipotenciario, y a la final la Junta de Panamá termino por aceptar temerosa de que pudiera perjudicar en esos delicados momentos la causa de la Nueva República.

Buneau Varilla supo jugar sus cartas, estudiando y analizando detalladamente las clausulas del tratado no a favor de sus representados, sino al contrario para dejar en una mejor posición a Estados Unidos, de tal manera que el senado no encontrara el más ligero defecto en que basarse para rehusar su ratificación. De esto dependía ahora el recibo de 40 millones de la concesión francesa, de la que sin duda el diplomático sacaba una buena partida. Panamá entonces, cedió todos los derechos que tenia sobre la Compañía francesa y sobre el Ferrocarril a los Estados Unidos, como compensación pagaron a Panamá los diez millones de dólares y la renta anual de 250.000 dólares convenida en el tratado Hay-Herrán.

No era de dudarse, que a la primera llegada de la misión colombiana a Washington, la gran parte de las potencias Europeas habían reconocido ya la independencia de la nueva República, claro es decirlo, por el interés y ganancias que ésta decisión les traería, en la gran apertura de la comunicación interoceánica. Reyes que trato de todos los medios de manejar la situación a favor del país, le pregunto al gobierno americano qué rumbo tomarían si sus tropas armadas decidieran de nuevo integrar a Panamá a Colombia, lo que claramente expreso el gobierno de Estados Unidos, que lamentablemente harían todo lo posible por defender la soberanía de Panamá desde el momento que aceptaron el tratado de su nueva república.

Roosevelt inmediatamente declaro los motivos en relación a la separación de Panamá: “ que los Estados Unidos habían cumplido fielmente a las obligaciones del tratado de 1846; que cuando por primera ves se le presento a Colombia la oportunidad de compensar los servicios prestados durante la vigencia de dicho pacto, el gobierno colombiano rehusó perentoria y ofensivamente hacer lo que le cumplía; que en toda esa época ha ocurrido una serie no interrumpida de disturbios de toda especie que el gobierno central no podía subyugar; que tales disturbios en vez de dar muestras de abatimiento, tendían cada día hacerse más serios y numerosos, y que la autoridad de Colombia sobre Panamá no podía mantenerse sin la intervención armada y el auxilio de los Estados Unidos[17]”.

Motivado el General reyes de ese comentario, puso de manifiesto la violación del tratado de 1846 por parte de los Estados Unidos, basándose en la conducta de éstos en todo lo relativo a la separación de Panamá, culpaba al Estado americano de primero alentar a los autores de la separación, y después impidió a Colombia, con todo el poder de sus escuadras, someter a los rebeldes. De conocimiento, Estados unidos negó cínicamente, que por parte de su gobierno hubiera habido inteligencia alguna o complicidad con los autores de la revolución de Panamá, lo que concluyó en rechazar el arbitraje porque conceptuaba de carácter político las cuestiones sometidas en dicha exposición.

Lo único que le ofrecían como consuelo, por parte del senador Bacon le propuso al presidente celebrar Roosevelt celebrar un tratado con Colombia sobre arreglo satisfactorio de las diferencias entre los dos países, dándole a esta completa satisfacción por la pérdida de sus derechos de soberanía y propiedad sobre el istmo de Panamá. Pero fueron inútiles los intentos por llegar a un acuerdo justo y honroso con el gobierno americano.

Respecto al anterior comentario del Presidente Roosevelt, surgió su contra ataque por parte del colombiano Luis Carlos Rico (ministro de relaciones exteriores), quien en un sencillo argumento, dio a entender la cruel posición de Estados justificable para ellos: “la política que tienda a establecer la práctica de las potencias fuertes pueden modificar las fronteras de las naciones por razones de conveniencia o de alegadas necesidades de expansión territorial se funda en el concepto de que la conveniencia y la expansión están por encima de la justicia[18]”.

De alguna manera Roosevelt admitió su posición frente a dicha separación, fundándose en el argumento, que aquel acto de su gobierno quedo justificado por los intereses colectivo de la civilización; frente a lo siguiente impugnaba sabiamente el Señor rico que la civilización representa el progreso intelectual, el moral y el material, si no se respetan esos principio terminara por quebrantar las bases de la propia civilización. Las razones tan bien infundadas, y hasta reconocidas por los americanos, no produciría un cambio de actitud justa y racional frente a Colombia, a sabiendas de las excepcionales ventajas que tenían en sus manos, con esa estrategia tan bien ejecutada.

El tratado fue ratificado el 23 de Febrero, con 66 votos y 14 en contra recibiendo así la conducta de Roosevelt en Panamá, la sanción de la más alta corporación de su país. Motivando a su pueblo la firmeza de volverlo a reelegir para un próximo periodo.

Inocente siguió siendo la actitud de Colombia, al dirigirse al tribunal del Sena en París, al entablar una demanda contra la Compañía del Canal, para que esta traspasara sus derechos y privilegios al gobierno americano, que es evidente la rechazo por completo, pues se encontraba motivado por el ofrecimiento generoso que éste le propuso a cambio de su entrega. Su justificación se centra, que Colombia a aplicar dicho recurso indirectamente reconocía la pérdida de su soberanía, y que la Compañía no hizo sino someterse a otro soberano bajo la presión de la autoridad de hecho ejercida sobre esos territorios. Simultáneamente Colombia entabló otra demandar al reclamar las 10.000 acciones que a través de las prorrogas se le habían adjudicado, la actitud risorio de Panamá sorprendió, al exigir para ellos dichas acciones pero más tarde desistió de todo derecho, y después de varios años se vio un mínimo de justicia para Colombia al ganar esta reclamación.

Victima del inaudito atropello por parte no solo de Estados Unidos, sino de su propia sangre, aquella que consintió tanto tiempo y sumándole la actitud indiferente de las naciones vecinas y europeas. Colombia se encontraba solo, desdichado, pero en espera de su última esperanza que lo levantara por un instante, de recibir por parte de Estados Unidos algún acercamiento, o reconocimiento de su falta, pero nunca sucedió. Al contrario, en un gesto de humildad o de bajeza como consideran algunos, es Colombia quien a través de su presidente el General Reyes, vuelven de nuevo a Washington para tratar de regularizar las relaciones, motivado por el miedo de nuevas complicaciones y peligros si se aplazaba indefinidamente la resolución del problema creado por la separación de Panamá.

Varios intentos se presentaron por diferentes representantes del país, para que Estados Unidos aceptara el arbitraje ante la Corte de la Haya, para decidir la diferencian internacional pendiente, pero igualmente fueron rechazados. Solo existió un intento de Estados Unidos por aplacar la situación, la cual estaba ligada con la aceptación que debía hacer Colombia ante un tratado con éste y Panamá, en que debía reconocerle la soberanía al Istmo, renunciar a todos los derechos que exigía, con la única obtención de pocos beneficios que no tenían punto de comparación con todo el daño al que se sintió perjudicado, suceso que sirvió para que el pueblo colombiano que muy pocas veces lo hace, manifestara su negativa fracasando esta salida. Volvieron luego de varios años acercarse de nuevo a Colombia, en esta oportunidad sintiéndose arrepentidos por la distancia de las relaciones a la que sufrieron por más de un siglo, Estados Unidos le propone de nuevo el reconocimiento de la República de Panamá y le adiciono además el pago de diez millones de dólares por una opción para construir un canal interoceánico por vía del Atrato y el establecimiento de minar carboneras en las islas de San Andrés. Propuesta a la que se negó rotundamente Colombia sin pensarlos dos veces, que asumió dicha actitud de Estados Unidos, no como generosa, justa sino como abusiva de su parte.

Asumido el nuevo gobierno de Wilson, trajo con ello nuevos vientos para el favorecimiento de Colombia, en representación de Thadeus Thompson, se realizó un verdadero acercamiento el cual tenía por objetivo, poner término a las diferencias existentes, indemnizando a Colombia por las perdidas tanto materiales como morales que hubiese sufrido a causa de lo vivido tras largo tiempo. Aunque tanta generosidad estaba disfrazada en parte, por el principal motivo al ver la inauguración del Canal de Panamá y querían hacerlo posible ante el mundo con el titulo que purificase de toda mancha de expoliación su gigantesca obra.

Obrando pues, las partes contratantes por razones de mutuas conveniencias acordaron las siguientes estipulaciones:

En la clausula primera “ el gobierno de los Estados Unidos, deseoso de poner término a todas las controversias y diferencias con Colombia, provenientes de los acontecimientos que originaron la actual situación del istmo de Panamá, expresaba sincero sentimiento por cualquiera cosa que hubiera interrumpido o alterado las relaciones de cordial amistad que por largo tiempo existieron entre los dos países[19]” . Generalizando brevemente el tratado, también se favorecía a Colombia, con el transporte en todo tiempo por el canal sus buques de guerra, tropas y elementos de guerra, aun en el caso de guerra entre Colombia y otro país. Así mismo los Estados Unidos convienen en pagar a Colombia, dentro de los seis meses siguientes el canje de ratificaciones del tratado, la suma de 25 millones de dólares. Pero Colombia debía reconocer a Panamá (como así se plasmo) como nación independiente, definiendo los límites entre los dos países. Aunque alguna clausulas fueron de difícil aceptación para Colombia, finalmente el tratado Urrutia-Thompson fue aprobado por las cámaras legislativas de Colombia el 8 de Junio de 1914. Mientras en Estado Unido la aprobación tardo un poco más, porque seguía presentándose diversos debates, aunque concluyeron son su aceptación el 20 de Abril de 1921 con 69 votos contra 19.

Se reformo algunas clausulas, entre ella las referida al manejo libre del trasporte, que solo era aplicable en tiempos de paz, porque para tiempos de guerra Colombia debía pagar los impuestos de tránsito por el canal. En cuanto a la forma de pago, esa suma debería pagarse en contados anuales de cinco millones siempre y cuando se asignasen a obras públicas y mejoras de medios de transporte.

Esta generosidad mínima americana fue muy satisfactoria para Colombia, al verse reflejada en la administración del presidente Ospina que contrato una misión de financista estadounidenses, con el objeto de que asesoraran a su gobierno en la implantación de modernos sistemas fiscales y bancarios. Simultáneamente los ministros de Colombia y Panamá firmaron un acta por el cual la primera reconoció a la segunda como nación independiente, estableciendo las relaciones diplomáticas entre los países, con el fin de celebrar los tratados de límites, paz y amistad.

Tal parece, la ambición de Estados Unidos no para aquí, han sentido la necesidad de darle paso a otro canal interoceánico, y no porque ya no se vean beneficiados por el de Panamá, al contrario ha puesto en tal alto aprecio su obra que la consideran su talón de Aquiles, para invasiones militares en épocas de guerra, donde se verían fuertemente debilitados. De nuevo Colombia es el ojo del huracán, pues Estados Unidos tras varios estudios ha determinado que la región del Choco, por las posibilidades que brinda para la comunicación interoceánica, cuenta con el rio Atrato que la baña de sus a norte, tiene la singular distinción de marcar el limite geográfico de la garganta ístmica del continente. Pero a razón de la realidad y de la experiencia se podrían presentar dificultades serias para llegar de nuevo a un acuerdo entre los dos países. Especialmente porque Colombia tolera bajo ningún pretexto que se le afectara en lo más mínimo la soberanía de su país. Por su propia experiencia, exigirían que la conservación del orden y la paz, así como la administración de justicia en la zona de concesión estuvieran de manera estricta bajo la jurisdicción de autoridades colombianas. Finalmente para que eso se vea posible, las relaciones diplomáticas de Colombia con los Estados Unidos deben tener como base fundamental la franqueza, para que de esta manera se sepa porque terreno se está pisando.

CONCLUSIONES

· Desde los primeros pasos del descubrimiento de América, el istmo de Panamá se contemplaba con gran admiración, gracias a las diversas exploraciones y estudios, se identifico claramente que esa zona del istmo si no fuera por obra de la naturaleza, estaría abierto al pleno acceso de los dos mares.

· España promovió diversas propuestas para la creación del Canal interoceánico, pero su visión no estaría realizada en sus manos, debido a las diversas adversidades por las que se afrento.

· A la independencia de Colombia, fue panamá sin duda su hija consentida, porque sabían joya que tenían a su lado, y como gran optimista realizaron acercamientos con las diversas potencias, Estados Unidos, Inglaterra y Francia para ver realizado el proyecto del Canal de Panamá. Aunque no lo logró, se le atribuye el desarrollo del ferrocarril de panamá, construido por Francia, siendo la primera apertura de comunicación.

· Es el propio pueblo de Panamá, que motivado tras las intenciones de los Estados Unidos, deciden tomar partido de su poder y posición geográfica, emprendiendo el proceso de independencia apoyado totalmente por el gobierno americano, que perfilaba dicho sucesos para su único interés.

· Colombia se encontró en la peor posición, al ver como se sentía impotente por no lograr defender su soberanía, frente a la independencia de Panamá, pues se encuentra desde un principio amenazada por los Estados Unidos, que siendo consientes de la maquiavélica forma para apoderarse del poder absoluto del Canal, decide ponerlo en una situación lamentable, al verse rechazado por todos los países, que demostraban con su actitud quién era el verdadero imperio de domina el mundo.

· Tras varios intentos por acceder a un acercamiento pacífico, el tratado Urrutia-Thompson fue aprobado, con el fin de indemnizar de alguna manera mínima todos aquellos daños materiales y morales, que de alguna manera Estados Unidos quiso retribuir a Colombia bajo su interés de reflejar ante el mundo, el gran héroe soberano que es. Ofendiendo y agrediendo una vez más a la noble República de Colombia que no le quedó más remedio que aceptar.

BIBLIOGRAFIA

· ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

· URRUTIA FRANCISCO; Un comentario a la declaración de los derechos de las naciones (1917).

· http://sepiensa.org.mx/contenidos/canal/canal-1.html.

· http://members.fortunecity.es/100pies/historia/panama3.htm


[1] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[2] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[3] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[4] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[5] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[6] http://sepiensa.org.mx/contenidos/canal/canal-1.html

[7] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[8]ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[9] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[10] http://members.fortunecity.es/100pies/historia/panama3.htm

[11] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[12] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[13] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[14] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[15] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[16] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[17] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[18] ALVARO REBOLLEDO; RL CANAL DE PANAMA: Reseña histórico-política de la comunicación interoceánica, con especial referencia a la separación de panamá y a los arreglos entre los Estados Unidos y Colombia; Biblioteca de la universidad del Valle.

[19] http://members.fortunecity.es/100pies/historia/panama3.htm