Introducción
En las anteriores entregas se pretendió esbozar lo que se traduce en el siguiente ensayo, utilizando los elementos obtenidos de la investigación en textos sobre ésta parte de la vida de Simón Bolívar. Se procura en este escrito brindar y demostrar el conocimiento que se ha logrado desarrollar a partir de las lecturas, todos con base en el texto de Liévano como guía determinada del tema en cuestión.
El marco que encierra la temática a desarrollar sobre la vida de Simón Bolívar se ubica entre los años de 1799 y 1807 cuando el joven caudillo hallaba su verdadera individualidad e ideología con sus primeros viajes al exterior, estos incluían México, Cuba, Haití, y España. En este último se centrará el siguiente escrito, pues el encargo de la clase, el Capítulo del libro guía corresponde al viaje y estadía en la capital española, donde se genera un contexto social para él y la historia misma que, a través de personas como don Esteban Palacios, Manuel Mallo, la Reina María Luisa de Parma, el mismo Simón Rodríguez y el Marqués de Ustáriz, hacen evidente la necesidad de analizar el pensamiento, no solo político, sino también personal y privado del Libertador.
Es el objetivo general del siguiente ensayo, llegar a que esté manifiesto el sentimiento de Bolívar en sus actuaciones, en su pasar, en sus relaciones personales y sociales, en los hechos claros de la historia que nos muestran a este personaje como un hombre, un verdadero personaje de la historia. Ello dadas las circunstancias que marcaron y marcarían su personalidad y forma de concebir la política, y tal vez llegar a comprender más aun sus anhelos.
También es otro objetivo el alcanzar un conocimiento particular sobre cómo era Bolívar en cuanto persona ante su círculo social, cómo era él como hombre, no figura pública, sino más bien como un joven que trataba de salir adelante para ser alguien utilizando los medios que tenía a su alcance.
Además, está el objetivo de establecer los criterios de los autores que estudian al Libertador y hacer una apreciación sobre la manera en cómo se toman sus distintas facetas, en una manera personal y crítica, estableciendo así la propiedad o característica esencial de un ensayo como el de este.
EL LLAMADO LIBERTADOR, TODO UN PERSONAJE
Contexto histórico
Sin entrar en los detalles anteriores al tema correspondiente, se procura mencionar a groso modo los posibles ítems que lleven a una mejor comprensión de la personalidad del Libertador, pues es el enfoque que se pretende en el escrito. Así, pasando rápido por su nacimiento y temprana edad, no se frena en los sucesos que marcaron dicha personalidad, pues no corresponde a este escrito, es tema de otros compañeros. De esta manera, cabe resaltar que la infancia de Bolívar es comprendida como un dilema, en cuanto a su capacidad para madurar, su prudencia y su carácter al aparecer innato de resaltarse a el mismo para tratar de tapar sus angustias, y, todas las posibilidades que un niño de familia pudiente tenía para llegar a ser lo que es para nosotros en la actualidad.
Bolívar con tres años de edad tal vez no alcanzó a comprender la muerte de su padre en enero de 1786, pero más aun se vería afectado emocionalmente por la de su madre años después. Mientras llegaba la penumbra del fallecimiento, y es evidencia histórica, en toda obra o en todo tratado, que se diga que el libertador tuvo siempre la mejor educación personalizada que había para ese entonces. Así, el primer tutor de éste niño inquieto y consentido, en palabras de Cornelio Hispano relatadas en “El Libro de Oro de Bolívar” dicen lo siguiente: “en tan triste situación pensó la madre del niño, cuando este cumplió los seis años, confiar su educación a un maestro de sanas ideas que pudiera dulcificar su carácter, y escogió para ello al mismo tutor Sanz (…) al instalarse el niño en la casa del tutor, comenzó el padre Andújar, Capuchino muy erudito a enseñarle religión, moral e historia sagrada.”
Miguel José (o Joseph, como lo llaman algunos) Sanz era una persona estricta al extremo, y era de esperarse así en esa época, además, como padre de familia tenía que propender su carácter. Los autores relatan incidentes por la indisciplina de “simoncito”, y eso está demostrado en todos las observaciones que se han hecho por los historiadores, pues convergen en que la personalidad del pequeño, con ínfulas de imperator era bastante complicada, por ejemplo: “Cállese usted No abra la boca, le decía Sanz” en el famoso incidente de la cena relatado también por Hispano: “¿por qué no come usted? Le pregunta el licenciado. –usted manda a que no abra la boca. –usted es un muchacho de pólvora, replica el tutor. – Huya, porque puedo quemarlo, contesta Bolívar.”
Más adelante, y continuando con el aspecto educativo de la vida del caudillo de la libertad americana, se pone en evidencia la conjetura que tenía su familia en cuanto a las aptitudes y capacidad de conocimiento del joven Bolívar. Dado que Sanz no aguantó más de dos años la personalidad complicada del niño lo regreso a la casa de su familia, donde las enseñanzas de Pelgrón, Vides, Bello y Rodríguez. A la muerte de Doña Concepción Palacios, madre de Bolívar en 1796 el abuelo materno del niño queda en custodia, el cual lo inscribe en la academia militar, El Batallón de Voluntarios Blancos de Valles de Aragua como cadete, y un año después sería nombrado como subteniente del mismo batallón. Pocos meses después Bolívar sería enviado por su abuelo, Don Feliciano, a continuar sus estudios en España.
Es aquí donde recae el tema que corresponde a lo asignado para desarrollar en el análisis. Está ya concebido como verídico por todo historiador que el 18 de enero de 1799 Bolívar se embarcó en el “San Idelfonso” con rumbo a Europa. Para esos meses, La Habana estaba siendo rodeada de saqueadores, piratas de la mar, por ello fue que él tuvo que partir primero con rumbo al puerto de Veracruz en México y luego de una semana, junto a un convoy militar que los escoltaba saldrían hacia el destino final de este primer viaje del joven Bolívar; ni llegaba a tener los veinte años aun, su “intima fogosidad” como lo menciona Liévano, y de éste otros autores, llevo a que el caudillo se sintiera por primera vez libre, con facultad para decidir sobre su propio destino.
La Personalidad de Bolívar
Cabe resaltar, hay poca mención, o más bien nula, sobre la llegada de Bolívar a Cádiz, el lugar de origen de la familia Bolívar. Liévano hace relevante en un par de líneas la tristeza de él cuando visita la antigua morada de su familia, pues es una hacienda abandonada en una miseria de región, donde ya nadie sabe cuán grande es el apellido de este personaje. Es importante esta parte porque en los distintos tratados de historia se pasa por alto el sentimiento de Bolívar respecto a la situación que transcurría, es decir, con una pensión apretada a cargo de su tío materno Esteban Palacios, los problemas de comercio en altamar, y el decepcionante golpe de ver que en España tal vez no era alguien, tocaron profundas fibras en el pensar y alma del Libertador, para fraguarse en su inconsciencia la casi próxima aventura de libertad.
Al parecer, uno de los objetivos del capítulo asignado se dirige a resaltar a Godoy como Primer Ministro del Reino en los acontecimientos posteriores de la obra, pues son reconocibles las características que otorga el autor para dejar clara la personalidad de este personaje, quien estaba siendo ya una persona importante en la historia española (como contexto de la vida de Bolívar) al tener a su cargo la voluntad del tontarrón Carlos IV como su principal consejero al momento de la amenaza francesa de la sutil pero firme dominación napoleónica, con fines que iban más allá de adueñarse de la Península Ibérica. Como también es principal la mención de Mallo, Ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor, siendo quien, indirectamente, abriría los ojos del libertador a dicha realidad madrileña al mostrarse servicial y amistoso para beneficio e interés de los americanos residentes en España.
Con este supuesto, la comparación que puede hacerse sobre los demás autores yace constante la idea de que: “por la meditación del payanés Manuel Mallo (…) (Bolívar) pudo enterarse de la descomposición de ésta (la Corte de la Corona de España) y así empezó a formarse en el subconsciente del futuro libertador, la resolución de luchar por sacudir el yugo de la monarquía”.[1] Esta parte es una constante que se aprecia en variadas referencias biográficas, pero se tomó la cita por ser, en lo personal, la más concreta.
Es evidente que la educación russeauniana impartida por Rodríguez hizo de la actitud frente a la vida de un joven temerario, romántico y bien intencionado, pero prudente al ser curioso (reacio a, como dicen, “tragar entero”), la característica fundamental de líder, el cual, para salir adelante, deja a reserva puramente privada los problemas personales y económicos dada la situación en alta mar de la época. Una visión de la sociedad que adoptaba, entre las líneas de variados historiadores, hacen fácil comprender el alejamiento de sus tíos, pues Bolívar nunca fue comprendido por ellos. Eso se configura al resaltar su repugnancia hacia las vicisitudes de una Madrid pervertida por un gobierno mediocre e insano, las noches festejadas en la lujuria y derroche sin motivo alguno, la viveza e hipocresía de quienes lo rodeaban, hasta el punto de llevarlo a él mismo dentro de esos linderos cortesanos siendo presentado a la Reina María Luisa, la imagen más reprochable del momento. Sin lugar a suda, se concibe en la mente de los historiadores este aspecto.
En este punto se encuentra variedad de opiniones en los autores sobre la calidad y eficacia que tuvo la educación de Bolívar en lo que trata a su personalidad, así, por ejemplo hay una contradicción con el capitulo guía frente a la obra “La Juventud de Bolívar y el Juramento del Monte Sacro” de Rafael Gómez: “Ya hoy debemos abandonar en forma definitiva la idea exagerada, repetida por los antiguos y no poco modernos que hacían de Rousseau – Emilio la figura ejemplar del binomio Rodríguez – Bolívar. No hubo tiempo ni ocasión para que Rodríguez sembrara en el ánimo de un jovenzuelo, guiado con la severa crisis de angustia las semillas de la filosofía y política revolucionarias, que ni siquiera habían germinado en el alma del maestro.”
En otro enfoque que se toma como contradictorio, aunque verosímil, se afirma: “pero, al despertarse al fin en él la voluntad de aprender, su inusual talento realizaría proezas, pues su natural perspicacia lo haría caer en cuenta de su mala educación, además de lo básico, se enfocaría en la lectura en forma apasionada para rescatar el tiempo perdido”.[2] Lo anterior transcurridos tres años de su estadía en Madrid, lo que demuestra que los días venideros serían en verdad aprovechados por Bolívar para enfocarse en lo que todos sus allegados consideraban era su destino, así sea de una manera implícita.
Por otro lado, la convivencia con Manuel Mallo, como se trató antes, marcaría los días que vino a tener el joven Simón al separarse por completo de lo que quedaba de su familia, pues decidió adentrarse en la cultura y civilización trasladándose de residencia a vivir solo, enfocándose en el conocimiento para abandonar los placeres tan abusados hasta entonces. Pues quería evitar la vergüenza de que se conozca su familiaridad con Esteban Palacios, su tío llevado a prisión por la persecución, gracias a un lio de faldas con la reina María Luisa.
De esa manera estableció su gran divergencia en la concepción de la política y el ejercicio de la misma, pues ya estaba asqueado de la ignorancia y superficialidad en los valores de sus amistades de la corte y las retrogradas pretensiones que demostraban. No podría pensarse que fue una mala decisión, a la luz de lo que autores como Hispano, Blanco, Aguirre y el mismo Liévano describen, y por las circunstancias económicas de la época, y las anímicas de Bolívar en su soledad aparente.
Es aquí donde entra en la vida de Bolívar la persona que lo apoyaría y le impartiría las instrucciones necesarias para acrecentar sus capacidades intelectuales y tener aun más clara su concepción del mundo, es el Marqués de Ustáriz y Tovar, con quien generaría una amistad intima por residir en su casa y sus tertulias sobre las lecturas de Maquiavelo, Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, y demás.
El marqués era de ascendencia vasca al igual que la familia de Bolívar, esto fue la simpatía entre los dos, además de la casta en su espíritu; Era importante ello en la época por el tema de la jerarquía social.
Ustáriz era un ideólogo “linajudo”, liberal español manifiesto, inspirado en las teorías de la Enciclopedia tal como por ejemplo Feijoo y Quintana. Era discreto, amante de la cultura, vanguardista en el pensamiento, desinteresado, pero también al viceversa, como su naturaleza lo decretaba: como muchos, pensaba en la emancipación de su continente colombino, pero su experiencia le determinaba la dificultad de ello, sabía sin embargo que no era imposible. Afianzó la capacidad de la lectura en Bolívar, al punto de que el joven empezó a apasionarse por ella y decía que aprendía mas conversando con el marqués que en os libros de los sabios, ello determina que charlaba y pensaba, luego era capaz totalmente de concebir su ideología, así se aun una forma primigenia propia de un discípulo aun.[3]
Hay Quienes consideran que bolívar apenas tuvo la concepción de la política, de la libertad para su región. cuando viajo a Italia a recorrer los siete montes que rodean la Roma de los cesares, fue donde se demostró la capacidad de este hombre para generar una causa ideológica y política ello según el autor Marqués de Rojas ( Simón Bolívar pág. 3° ) citado por Monsalve: “En la primavera de 1805, emprendió (Bolívar) un viaje de recreo por Italia, Holanda y Alemania y se dirigió mas tarde a los Estados Unidos, de donde regresó a caracas a fines de 1806, decidido a la edad de veintidós años, que entonces tenía, a vivir alejado de la política, ocupado exclusivamente en sus propios asuntos.
Hasta esa fecha no bullía en el cerebro de Bolívar, como lo afirman algunos historiadores, la idea de redimir a su patria.”
Y para rematar la confusión sobre la capacidad intelectual de Bolívar, Monsalve concluye, en lo personal, de una forma muy poco convincente, y sin argumento aparente: “el libro del marqués de Rojas es muy completo, y adivinase en él la intención que el autor tuvo de establecer toda la verdad de cuanto se roza con la vida del libertador; por esto, la afirmación que hace de que en el cerebro de bolívar no bullo, hasta 1806, la idea de redimir su Patria, cosa contraria a lo que han dicho algunos historiadores, nos hace cavilar.”[4]
Cabe resaltar también que había para quienes “el Libertador tenía conocimiento de la profunda idiosincrasia de la mayor parte de los pueblos americanos. Había estado en Norte América, había conocido a Europa y Mejico; más tarde había vivido en Haití, La Habana, Trinidad, y luego, para mayor experiencia y conocimiento habría interpretado, medido, valorizado y discurrido sobre la difícil organización de los más adelantados centros europeos”[5]. Por supuesto que ello es consecuencia de la educación que Bolívar se impuso y con el apoyo de los ilustres pensadores que lo acompañaron en sus viajes por Europa y hasta sus recuerdos en América.
de tal forma que no es lo general concebir que Bolívar no aprovecho eficientemente los elementos intelectuales que tuvo a su alcance para madurar su pensamiento, ello respecto a su capacidad para comprender los hechos desde una perspectiva ideológica muy marcada, nutrida además por su carácter y las apreciaciones de sus amigos. Entonces, no hay reparo en decir que es propio rescatar lo que ya está dicho. Y es por consiguiente que “en resumen, malas escuelas públicas, excelentes maestros particulares, amplias y variadas lecturas, amigos inteligentes y cultos y valiosas experiencias vitales fueron – mucho mas en Europa que en América- las fuentes de la formación de Bolívar y las raíces de su pensamiento”.[6]
Cuando ya el prócer Camilo Torres era presidente proclamo y dijo a Bolívar: “general vuestra patria no muere mientras viva vuestra espada. Con ella, vos la rescatareis de sus opresores. El Congreso Granadino os dará su protección, porque está satisfecho de su proceder. Habéis sido un militar desagradecido, pero sois un hombre grande”[7] evidenciaba Torres las aptitudes engendradas en el corazón y mente del Libertador mientras tuvo la tutoría del marqués y Rodríguez, las cuales son figuras que se desean rescatar como las más importantes en el relato histórico.
Y es así que para finalizar no se halla un mejor pensar que lo dicho de la siguiente manera, pues es la concepción concreta y sana que se presenta ante los ojos de este escrito sobre quien es bolívar según la temática del mismo, a pesar de que sea una parte posterior de su vida la que se relata:
“SI bolívar no admitió la corona no fue sólo por obedecer a su naturaleza y a una buena educación cívica; no por desprendimiento, magnamidad y espíritu ciudadano, entonces no hubiera sido sino un Washington, lo que ya supone mucho. No acepto por otro género de heroísmo. Por su herencia psicológica, por su raza, por su familia, por su temperamento, por su genio y por sus triunfos, Bolívar era un hombre de presa, un hombre Cesáreo, un imperator. Renunciando al imperio de los Andes, a la monocracia, a la Corona, se venció a sí mismo; y venciéndose así mismo fue tan grande como venciendo a la naturaleza en Bomboná, a los europeos en Carabobo y a la adversidad en Pativilca.”[8]
Conclusión
La perspectiva que toma este desarrollo continuo y cada vez más profundo sobre el conocimiento de Bolívar como persona común, bajo las circunstancias propias de su devenir, han hecho grato llevar a un nivel más elevado el estudio de la historia patria, de sus personajes, y de lo que llevó a que el mismo Libertador jurara su cometido evocando a la antigua Roma en su pasar por Europa. De la misma manera, el conocimiento adquirido no solo se centra en la vida de él sino que también toca aspectos importantes de la historia colombiana en general, importantes porque también sirven para engendrar un análisis crítico de las instituciones de la colonia y la república de esta nación, así como las de los demás Estados libertados por Simón Bolívar, que en su producción escrita y oral manifestó siempre su carácter que lo hizo quien es considerado estos días.
En todo un personaje se ha convertido Bolívar, ante los ojos de quienes lo estudian como un icono de la historia americana y para quienes es el predilecto ideólogo liberal. Su intelecto nutrido por sus anhelos de superación ante su trágica niñez y complicada adolescencia por su inestable y hasta invisible núcleo familiar, hicieron de su personalidad un complicado vivir, pues si bien, como muchos afirman tuvo la mejor educación para su época, sin embargo, él estuvo prácticamente solo, y eso pudo ser el factor más importante para resaltar su carácter y visión de las situaciones que transcurrían en el siglo XIX en América y Europa, a pesar de su idiosincrasia al llegar a España.
Esto es lo que lo hizo quien fue, la manera en cómo se manifestaba ante los problemas políticos que sufrían los gobiernos de las colonias, su activismo militar, su propiedad política e ideológica, nutrida por las enseñanzas de los clásicos y modernos autores con el apoyo de grandes pensadores que lo orientaron. Eso haría que lo identificarían como un hombre cuyo destino estaba asegurado, y sólo se cumplió con sus manifiestos y demás actos que vendrían a ser la evidencia de un verdadero personaje histórico conocido como el Libertador en las campañas militares venideras.
Por último, es grato haber realizado esta investigación, en lo personal se ha erguido una concepción de la historia americana fundada en el conocimiento de Bolívar como símbolo para establecer los parámetros políticos que marcaron la historia política e institucional misma de Colombia. Claro está, teniendo en cuenta que para el tema que se desarrolló en este escrito, no se tuvo en cuenta como base principal los correspondientes hechos y actos del Libertador que son signo de su grandeza, pues no son propios de la asignación dada en la cátedra.
BIBLIOGRAFÍA
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5. DICCIONARIO DE BIOGRAFÍAS. Dirección: J. Barnat, Producción: A. Llord, Coordinación: M. D. Mascasas. Ed. Nauta, Editores: Zamora Editores Ltda.Printer Colombiana S. A., 1997
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10. ENCICLOPEDIA GENERAL PLANETA, VOLUMEN 1.VARIOS REDACTORES Y AUTORES. Ditector General: Francesc Navarro Ed. RBA, Realizaciones Editoriales S. A. Colombia, 1993.
11. HEROES Y PERSONAJES. VARIOS AUTORES, Editor General: RAMIREZ, ALBERTO, Editora: ROESEL, MONICA. Ed. Intermedio Editores, Bogotá D. C., 2002.
12. HISTORIA DE COLOMBIA PARA LA ENSEÑANZA SECUNDARIA. HENAO, JESÚS – ARRUBLA, GERARDO. Ed. Academia Colombiana de Historia (y Correspondiente en Venezuela), Bogotá D. C., 8° Edición, 1967, p. 241 – 384.
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Web:
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23. http://omega.ilce.edu.mx:3000/sites/fondo2000/vol2/36/htm/sec_2.html octubre 11 de 2008
24. http://www.simon-bolivar.org/bolivar/el_rostro_de_bolivar.html octubre 13 de 2008
[1] DICCIONARIO DE LA HISTORIA DE COLOMBIA. GÓMEZ A., HORACIO. Ed. Printed Colombiana Ltda. Círculo de lectores S. A., Plaza & Janés, editores Colombia Ltda. Bogotá D. C., 1984. p. 29 – 35. Paréntesis fuera de texto.
[2] EL IDEAL POLITICO DEL LIBERTADOR SIMON BOLIVAR MONSALVE J. D., Ed. Imprenta Nacional, Bogotá D. C., 1916.
[3] MOCEDADES DE BOLIVAR. BLANCO F., RUFINO. Ed. Interamericana, Córdoba – Argentina, 1942.
[4] EL IDEAL POLITICO DEL LIBERTADOR SIMON BOLIVAR MONSALVE J. D., Ed. Imprenta Nacional, Bogotá D. C., 1916., p.9
[5] EL PENSAMIENTO SOCIAL DEL LIBERTADOR. BOHÓRQUEZ CASALLAS, LUIS A. Ed. Departamento de Extensión Cultural, Tunja –Colombia, 1968.
[6] EL GRAN COMUNICADOR SIMÓN BOLIVAR. BELTRAN, LUIS RAMIRO. Ed. Plural Editores La m Paz - Bolivia, 1998.
[7] EL PENSAMIENTO SOCIAL DEL LIBERTADOR. BOHÓRQUEZ CASALLAS, LUIS A. Ed. Departamento de Extensión Cultural, Tunja –Colombia, 1968.