Por María Fernanda Cuadros Ramírez
El año de 1827 se caracterizo por servir de límite al poder que Bolívar hasta ahora mantenía imperante, pues constituye un gran sin número de sucesos que arremetieron contra los ánimos del libertador.
Es preciso preguntarnos si ¿el gobierno de Bolívar fue justo y garante de los principios consagrados en la constitución de la Nueva Granada?; a dicha cuestión podemos responder que durante el tiempo en el que se desempeño como presidente, el libertador no fue gran seguidor de los postulados que en la constitución de 1821 se habían establecido, pues, este siempre actuó desplegando las prerrogativas que su cargo le daba de una forma ilimitada y según le conviniera, pasando por encima de cualquier acuerdo o normativa antes determinada en la constitución.
Así mismo, es la conducta tan poco correcta de Simón Bolívar lo que enerva el coraje del Vicepresidente Santander, quien a través de la república de letrados manifiesta la gran disconformidad que le genera la gestión del libertador. Gracias a esto, el vicepresidente logra ganar adeptos que se convierten en grandes opresores del presidente.
Dentro de las críticas que se le hicieron al libertador, las cuales lograron generar una grande oposición en el pueblo, destacamos la de las recompensas y protección que Bolívar acostumbraba a dar reiteradamente a sus amigos, dando ascensos y mandos a personas no idóneas; por otro lado siempre buscaba conservar su poder y ampararse con el ejercito, por lo cual otorgaba cuantiosos incentivos a los militares.
En los estados que conformaban la Nueva Granada se fue formando un mal concepto de Bolívar, pues se le llego a tener como una persona tirana y ambiciosa, ya que dentro de sus actuaciones no se podía inferir otra cosa que la poca aprobación de un gobierno democrático que garantizara ante todo la libertad de las personas, pues sabía que si ello ocurría, se iba a ver restringido en la superioridad de la que actualmente gozaba. Por eso, sin más ni menos, su gran deseo fue incorporar una constitución vitalicia como la boliviana, que le permitiera ejercer un gobierno perpetuo, donde sus poderes fueran ilimitados y siempre prevaleciera su voluntad.
Pero el deseo de Simón Bolívar nunca llego a consolidarse, pues, por lo menos en Colombia las ideas democráticas habían arraigado profundamente en la conciencia pública, y la idea de establecer un presidente vitalicio, con facultad de elegir a su sucesor, fue recibida con grande escándalo.
Pues bien, vemos como Bolívar logro mantenerse en su poder y abusar de el por mucho tiempo, gracias a todas sus inescrupulosas técnicas como la de la política administrativa del favoritismo, pues por ejemplo los secretario de estado que eran amigos del libertador siempre permitieron que el presidente ejerciera una conducta ilegal y poco deferente para con las autoridades y normas del país, dándole un visto bueno aun para sus actos más dictatoriales e injustificados ante la ley.
Si bien es cierto que Bolívar ejercía un gran mando, sus enemigos fueron logrando un grande obstáculo en su gobierno al ponerle a una significante parte del pueblo en su contra (como lo fue la campaña liberal que contra el libertador y sus ideas adquiría cada día mayor violencia). Por lo cual concluimos el año de 1827 con las elecciones en las cuales salió vencedor Santander y otros enemigos de Bolívar como Soto y Azuero.
Bolívar termino el año en un humor de tristes presentimientos.